Interpretaciones y malinterpretaciones después de Nietzsche. ¿Es la filosofía de Nietzsche antisemita?

“Quien ha creído haber comprendido algo de mí, ése ha rehecho algo mío a su imagen –no raras veces le ha salido lo opuesto a mí … quien no había entendido nada de mí negaba que yo hubiera de ser tenido siquiera en cuenta.”, Nietzsche, Ecce homo. 

nietzsche retrato

Cuando estudié en La Haya (de 1998 al 2002) conocí a muchos israelíes. Un día, hablando con Assaf, me sorprendió mucho la opinión que tenía él de Nietzsche. “Nietzsche was an Anti-Semite!“, me dijo. Yo entonces había leído varios libros de Nietzsche y Nietzsche era, para mí, un filósofo fascinante. Un filósofo que grita sí a la vida, que destroza los valores decadentes y podridos del cristianismo, un filósofo que mata a Dios, un poeta brillante. Sin saber mucho del tema, le dije a Assaf que estaba equivocado. Han pasado desde entonces 9 años, y ahora he tenido la oportunidad de acercarme más a la filosofía de Nietszche. Este pequeño escrito pretende ser una minúscula defensa contra las malinterpretaciones de Nietzsche después de Nietzsche.

Mini-biografía

Friedrich Wilhelm Nietzsche (1844–1900) nació en Röcken bei Lützen y murió en 1900 en Weimar. Fue filósofo, filólogo y poeta. Escribió sobre la religión, la moral, la cultura, el hombre, los pueblos y la historia. Su influencia ha sido enorme, en la filosofía y más allá de la filosofía, especialmente en el existencialismo y el postmodernismo. Su pensamiento ha sido comentado e interpretado de muchas diferentes maneras. Sus ideas principales son: el sí a la vida, el superhombre, la transvaloración de los valores, el eterno retorno y el nihilismo. Anunció la muerte de Dios y repudió los valores judeocristianos y el igualitarismo (la democracia, el socialismo y el anarquismo). Thomas Mann aclara que para comprender el pensamiento de Nietzsche hay que separar sus ingredientes, los cuales se hallan todos entremezclados: “vida, cultura, consciencia o conocimiento, arte, aristocracia, moral, instinto”[1]. La cultura es el concepto predominante: “La cultura es la aristocracia de la vida, y con la cultura están ligados el arte y el instinto … En cambio figuran como enemigos mortales y como destruidores de la cultura y de la vida la consciencia y el conocimiento, la ciencia y … la moral”[2].

El padre de Nietzsche murió cuando Nietzsche tenía 4 años. El hermano de Nietzsche, Joseph, murió 6 meses más tarde, a los 2 años de edad. Nietzsche, su madre y su hermana Therese Elisabeth Alexandra (quien fue una antisemita despreciable) se mudaron cerca de Naumburg an der Saale y vivieron con la abuela paterna y las tías paternas.

Desde los 14 a los 19 años, Nietzsche estudió en el internado Schulpforta. Allí conoció a Paul Deussen, quien en 1911 fundó la Sociedad Schopenhauer. Conoció la música de Wagner y leyó a Hölderlin. En 1864 empezó a estudiar teología y filología en la Universidad de Bonn. Luego entró en la Universidad de Leipzig. Nietzsche descubrió El mundo como voluntad y representación de Schopenhauer a los 21 años. La visión atea y turbulenta de Schopenhauer del mundo y la excelencia de la música como arte cautivaron a Nietzsche.

En 1867 Nietzsche empezó el servicio militar obligatorio. Sufrió una herida grave en el pecho y volvió a la Universidad de Leipzig. En 1868 conoció a Wagner en casa de Hermann Brockhaus, el marido de la hermana de Wagner. Nietzsche, quien había compuesto música para piano, coro y orquesta, admiraba a Wagner por su genio musical y su fuerte personalidad. Wagner había nacido el mismo año que el padre de Nietzsche. La relación Wagner–Nietzsche afectó profundamente a Nietzsche.

Nietzsche fue profesor de la Facultad de Filología Clásica de Basilea. Allí conoció a los historiadores Franz Overbeck y Jacob Burkhardt. Overbeck y Nietzsche fueron amigos toda la vida y se escribieron muchas cartas (Overbeck viajó inmediatamente a Turín después del colapso de Nietzshe en 1889).

En 1870 Nietzsche trabajó en el hospital durante la guerra francoprusiana (1870 – 71). Allí contrajo difteria y disentería. En 1872 publicó El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música. Vivió en Suiza de 1872 a 1879 y visitó varias veces a Wagner en Bayreuth. En 1873 conoció a Paul Rée. Antes de acabar su carrera universitaria, Nietzsche publicó Humano, demasiado humano. Un libro para espíritus libres (1878), obra que marcó el final de la amistad con Wagner. Su salud enfermiza (migrañas, problemas de visión y vómitos) le obligó a dejar su puesto en la universidad en 1879: “Aquí vino en mi ayuda … aquella mala herencia de mi padre … una predestinación a una muerte temprana. La enfermedad me sacó con lentitud de todo aquello: me ahorró toda ruptura, todo paso violento y escandaloso (…) La enfermedad … me permitió olvidar, me ordenó olvidar; me hizo el regalo de obligarme a la quietud, al ocio, a aguardar, a ser paciente (…) Mis ojos, por sí solos, pusieron fin a toda bibliomanía, …. a la filología: yo quedaba ‘redimido’ del libro, durante años no volví a leer nada (…) Nunca he sido tan feliz conmigo mismo como en las épocas más enfermas y dolorosas de mi vida”[3].

De 1880 a 1889 Nietzsche vivió en Suiza, Alemania e Italia. Abandonó su ciudadanía alemana y nunca obtuvo la suiza. En 1882 conoció a Lou von Salomé en Roma, una joven rusa de 21 años que estudiaba filosofía y teología en Zurich. Nietzsche se enamoró de ella y le propuso matrimonio, pero ella lo rechazó. Salomé y Rée se fueron a Berlín, y Nietzsche rompió la amistad con ambos.

En estos años Nietzsche escribió sus obras más importantes: Aurora (1881), La Gaya Ciencia (1882 / 1887), Así habló Zaratustra. Un libro para todos y para nadie (1883 – 1885), Más allá del bien y del mal. Preludio de una filosofía del futuro (1886), y La genealogía de la moral. Un escrito polémico (1887). 1888 es un año impresionantemente productivo: El caso Wagner (mayo – agosto de 1888), Crepúsculo de los ídolos. Cómo se filosofa con el martillo (agosto – septiembre de 1888), El Anticristo. Maldición sobre el cristianismo (septiembre 1888), Ecce Homo. Cómo se llega a ser lo que es (octubre – noviembre de 1888), y Nietzsche contra Wagner (diciembre de 1888): “Nietzsche se aparta de la filología, se jubila por motivos de salud, y en lo sucesivo vive como un modesto huésped, libre de toda atadura, en lugares internacionales de Italia, el sur de Francia y de las montañas suizas. En ellos escribe sus libros; unos libros que son deslumbrantes por su estilo, unos libros que centellean con audaces ofensas a su época y que psicológicamente son cada vez más radicales y brillan con una luz blanca cada vez más cegadora”[4].

El 3 de enero de 1889 Nietzsche sufrió un colapso mental que le dejó inválido para el resto de su vida. Algunos creen que fue debido a una infección de sífilis, contraída en su juventud o en el hospital durante la guerra francoprusiana (éste fue el diagnóstico de los doctores); otros creen que fue debido al uso de un sedante que deterioró su sistema nervioso; y otros creen que fue debido a una enfermedad genética degenerativa que heredó de su padre.

Peter Gast (Johann Heinrich Köselitz), amigo y secretario de Nietzsche, “corrigió” varios escritos de Nietzsche después del colapso. Nietzsche fue hospitalizado en Basilea y luego ingresó en el sanatorio de la Clínica Binswanger en Jena. En 1890 su madre lo llevó a su casa en Naumburg, y lo cuidó hasta la muerte de ésta, en 1897. Su hermana Elisabeth alquiló una casa en Weimar y se mudó allí, junto a Nietzsche y todos sus manuscritos. En 1900 Nietzsche murió de neumonía. Fue enterrado en Röcken bei Lützen.

Michel Onfray, en su entretenido Antimanuel de philosophie, describe en 5 líneas la figura de Nietzsche: “Ateo, anticristiano, enfermo durante toda su existencia, recuperado por el nazismo –a causa de un falso libro publicado por su hermana para complacer a Hitler-, muere después de diez años de locura y postración. Invita a pasar la página de dos mil años de pensamiento occidental, afirmando una pasión desenfrenada por la vida ‘más allá del bien y del mal’.”

La influencia de Nietzsche fue explosiva en los filósofos existencialistas, fenomenológicos, postestructuralistas y postmodernos. Es considerado uno de los tres “maestros de la sospecha” (maîtres du soupçon), junto a Marx y Freud.

El superhombre

Es un error bastante común creer que la teoría del superhombre de Nietzsche inspiró, en la Segunda Guerra Mundial, las leyes raciales de Nüremberg (1935), la Solución Final (Endlösung) (firmada el 20 de enero de 1942 en la Conferencia de Wansee, pero decidida y llevada a cabo mucho antes, desde junio de 1941, con las ejecuciones en masa de miles de hombres, mujeres y niños judíos perpetradas por los Einsatzgruppen) y el Holocausto. El Holocausto es la masacre más monstruosa, espeluznante e inimaginable de la historia de la humanidad. A la muerte premeditada, masiva y tan excelentemente planeada de 6 millones de judíos inocentes hay que añadir otros 5 millones de personas inocentes: 500.000 zíngaros, 3 millones de polacos no judíos, c. 200.000 enfermos mentales y minusválidos (alemanes y austríacos), homosexuales, comunistas, anarquistas, republicanos, prisioneros de guerra y Testigos de Yehová. El número de niños y bebés que perecieron en el Holocausto (judíos y zíngaros) es de 1.5 millones (sin contar los bebés recién nacidos y niños alemanes asesinados con el Plan Eutanasia, Plan T4). El genocidio judío y zíngaro se “excusó” gracias al antisemitismo y al nacionalismo alemán que se respiraba en Alemania y Austria desde el siglo XIX. Sobre el antisemitismo en Alemania y Austria, y la culpabilidad y complicidad del pueblo alemán y austríaco en el genocidio y la atrocidad, véase Hitler´s willing executionersOrdinary Germans and the Holocaust, de Daniel Goldhagen, publicado en EEUU en 1996, un libro realmente espeluznante.

El superhombre nietzscheano es un hombre nuevo, un hombre con fuerza, instinto, espiritual, culto, que surge después de la muerte de Dios y de la transvaloración de todos los valores. El superhombre tiene una superioridad intelectual y no racial. El superhombre dice sí a la vida. Lanza un grito brutal a la vida. A la vida, con todas sus miserias y todas sus alegrías. El superhombre no le tiene miedo a nada: ni a Dios ni a la muerte. El superhombre ha matado a Dios, y con la muerte de Dios se produce la muerte de todos los valores decadentes en los que se ha basado la humanidad por más de 2.000 años (los valores judeocristianos): “El hombre es para mí una cosa demasiado imperfecta. (…) Yo os enseño al superhombre. El hombre es algo que debe ser superado (…) Habéis recorrido el camino que lleva desde el gusano hasta el hombre, y muchas cosas en vosotros continúan siendo gusano. En otro tiempo fuisteis mono, y también ahora es el hombre más mono que cualquier mono (…) El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre (…) Yo quiero enseñar a los hombres el sentido de su ser: ese sentido es el superhombre”[5].

Vattimo, en Diálogo con Nietzsche. Ensayos 1961-2000, “Nietzsche. El superhombre y el espíritu de vanguardia”, clarifica las distintas interpretaciones que la filosofía de Nietzsche (y en especial en concepto de superhombre) ha sufrido después de Nietzsche: “el problema del significado del concepto nietzscheano de Übermensch radica en el modo de entender y traducir el prefijo über-; mejor dicho … es exactamente allí donde se decide toda la filosofía de Nietzsche (…) Muy a menudo … el superhombre nietzscheano ha sido interpretado como una pura y simple potencialidad … manifestación extrema, … más esencial, de la naturaleza del hombre (…) La utilización fascista y nazi de la filosofía de Nietzsche … no es un accidente histórico del que es posible desembarazarse fácilmente mostrando, como se ha hecho, las groseras falsificaciones en las cuales se apoyaba (…) Uno de los libros que pueden ser asumidos como guía para una interpretación positiva del concepto de superhombre es el tercer volumen de la Somme athéologigue de Georges Bataille, que lleva como subtítulo: Sur Nietzsche, volonté de chance, [donde] emerge límpida la tesis de que el superhombre de Nietzsche debe entenderse como el anuncio de una humanidad esencialmente distinta a la que hemos conocido y vivido hasta ahora; el superhombre es aquel capaz de no experimentar ya el valor como objeto separado, encarnándolo, en cambio, totalmente en su propia existencia. Es a la luz de esta positiva voluntad de superación de la oposición sujeto-valor que para Bataille deben leerse todos los contenidos ‘destructivos’ y negativos de la filosofía de Nietzsche: la inmoralidad, la exaltación del mal contra el bien, lo cual no es otra cosa que el rechazo de toda relación de dependencia del yo del valor-objeto”.

Teoría política

La teoría política de Nietzsche (si es que realmente existe una teoría política nietzscheana) es “dura de roer”, puesto que se apoya en la desigualdad de los hombres: “La ‘igualdad’ … es parte esencial de la decadencia (…) ¡La doctrina de la igualdad! … Pero si no existe veneno más venenoso que ése (…) ‘Igualdad para los iguales, desigualdad para los desiguales –ése sería el verdadero discurso de la justicia: … no igualar jamás a los desiguales'”[6].

El odio a la democracia, a los socialistas, a los anarquistas, y la defensa de la aristocracia (una minoría fuerte y autoritaria) frente al pueblo (la mayoría débil y sumisa) podrían asociarse a la ideología fascista. Por otro lado, el antinacionalismo, el antipangermanismo, la anulación entre el Estado y la cultura, el sí a la vida y el sí a la libertad, hacen que su teoría política se aleje de las ideologías fascista y nazi.

Nietzsche, defensor de la aristocracia, y en contra de la democracia, admiraba a Tucídides y a Maquiavelli. El coraje frente a la realidad es lo que diferencia a Tucídides (valiente) de Platón (cobarde). Nietzsche defiende la autoridad del más fuerte: “Para que haya instituciones tiene que haber una especie de voluntad, de instinto, de imperativo, que sea antiliberal hasta la maldad: una voluntad de tradición, de autoridad (…) Si esa voluntad existe, se fundan cosas como el imperium Romanum: o como Rusia, la única potencia que hoy tiene dentro de sí duración”[7].

Para Nietzsche, lo más importante es la libertad. Aunque Nietzsche exalta la guerra, el amor hacia la libertad es esencial para separar el pensamiento nietzscheano de los régimenes totalitarios. El hombre, para Nietzsche, está por encima de cualquier teoría política: “la guerra educa para la libertad. Pues ¿qué es la libertad? Tener voluntad de autorresponsabilidad (…) Volverse más indiferente a la fatiga, a la dureza, a la privación, incluso a la vida (…) El hombre libre es un guerrero[8].

Para Nietzsche la cultura es una de las cuestiones fundamentales del hombre y la humanidad. Según él, cultura y Estado se contradicen. Éste es un punto muy importante para alejar a Nietzsche de las ideologías fascista y nazi: “La cultura y el Estado … son antagonistas (…) Lo uno vive de los otro, lo uno prospera a costa de lo otro. Todas las épocas grandes de la cultura son épocas de decadencia política: lo que es grande en el sentido de la cultura ha sido apolítico, incluso antipolítico[9].

El problema de la cultura es que no hay educadores. Los educadores en Alemania son todos decadentes, y por ello no pueden educar a nadie. Niezsche afirma que la cultura alemana es una cultura decadente: “Se ha olvidado que la educación, la formación misma –y no el Reich– es la finalidad, que para lograr esa finalidad son precisos educadores (…) Hay necesidad de educadores que estén educados ellos mismos, de espíritus superiores, aristocráticos … no los doctos zopencos que los Institutos y la Universidad ofrecen hoy a la juventud como ‘nodrizas superiores'”[10].

El anhelo por un gran imperio (el imperio romano), el ideal tirano (fuerte, cruel y opresivo con los débiles), el amor por la guerra, el desprecio por el socialismo y el anarquismo, y la exaltación de la una élite (la aristocracia) recuerdan inevitablemente al fascismo y al nazismo. Sin embargo, su profundo rechazo al nacionalismo lo hace alejarse del fascismo y del nazismo. Nietzsche cree en el individuo y no en la nación; cree en el genio, y no en la época. La élite de la que habla Nietzsche es una aristocracia culta y rica espiritualmente, una aristocracia con unos valores contrarios a los valores cristianos.

Algunos de los pasajes más duros de Nietzsche se encuentran en La genealogía de la moral. A partir de las etimologías de “bueno, malvado y malo”, Nietzsche defiende la superioridad de la aristocracia frente al hombre vulgar. Con un absurdo juego de palabras, Nietzsche caracteriza al hombre vulgar como el hombre de piel oscura y de cabellos negros, y mezcla el color de la piel y del pelo con la democracia, el anarquismo y el socialismo, una tesis racista que no se sostiene por ningún lado.

Nietzsche despreció todos los partidos políticos de su tiempo. Bataille afirma que el fascismo y la filosofía de Nietzsche son contradictorios entre sí, por mucho que el fascismo haya usado parte de la crítica nietzscheana en su despreciable propaganda y programa: “Fascismo y nietzscheanismo se excluyen, incluso se excluyen con violencia, desde el momento en que uno y otro son considerados en su totalidad: por un lado la vida se encadena y estabiliza en una servidumbre sin fin, por el otro respira no solamente aire libre sino un viento tempestuoso; por un lado el encanto de la cultura humana se quiebra para dejar lugar a la fuerza vulgar, por el otro la fuerza y la violencia se consagran trágicamente a ese hechizo. ¿Cómo es posible no percibir el abismo que separa a un Cesar Borgia, a un Malatesta, de un Mussolini?”[11].

Nietzsche defendió al genio, al artista, al individuo, y criticó fuertemente el rebaño. Nietzsche, antimoral, explosivo y contradictorio, es, sin duda alguna, el filósofo de la libertad. Y el fascismo y el nazismo son movimientos para el rebaño. Son basura pura que pisotea la libertad: “Existe un sarcasmo corrosivo en el hecho de imaginar un acuerdo posible entre la existencia nietzscheana y una organización política que empobrece la existencia al máximo, que encarcela, que exilia o asesina a todo lo que podría constituir una aristocracia de ‘espíritus libres'”[12].

Bataille afirma que el filósofo que se acerca al fascismo es Hegel y no Nietzsche: “En la medida en que el fascismo se relaciona con una fuente filosófica, no es con Nietzsche sino con Hegel con quien debe vinculárselo”[13].

En un artículo sobre fascismo que Mussolini escribió en la Enciclopedia Italiana emplea dos veces la expresión ‘voluntad de poder’. Bataille afirma que la voluntad de poder a la que se refiere Mussolini se reparte entre la masa; en cambio, la voluntad de poder nietzcheana es egoísta y concierne sólo al individuo. Mussolini quiere convertir a los italianos en “superhombres-fascistas”. Nietzsche llama a cada uno a autosuperarse a sí mismo, a volverse artista, fuerte e instintivo: a volverse niño.

Sobre los diferentes pueblos

Es muy interesante descubrir las tremendas críticas que Nietzsche hace de los diferentes pueblos a lo largo de toda su obra. Estas críticas de los diferentes pueblos pueden encontrarse ya en Kant y en Schopenhauer. Sin embargo, tanto en Kant como en Schopenhauer, se trata más de estereotipos de la época, y no tanto de una crítica profunda, como ocurre en el caso de Nietzsche.

La crítica de Kant es éticamente inaceptable. Los europeos, los árabes y los persas son, según él, gente culta y exquisita, y los africanos, puros animales: “los italianos y los franceses … son los que se distinguen por el sentimiento de lo bello, pero los alemanes, los ingleses y los españoles son los que se distinguen … por el sentimiento de lo sublime (…) El alemán … es bastante metódico … y al unir lo bello con lo noble resulta bastante frío (…) En el francés, la sensación del honor es vanidad, en el español, altivez, en el inglés, orgullo, en el alemán, arrogancia y en el holandés, engreimiento (…) El árabe es hospitalario, magnánimo y veraz (…) Si los árabes … son los españoles de Oriente, los persas son los franceses de Asia. Son buenos poetas, corteses y de un guso bastante delicado (…) Los negros de África no tienen sentimiento alguno acerca de la naturaleza que sobrepasa a lo pueril”[14].

Kant se muestra claramente racista cuando distingue al hombre “blanco” del hombre “negro”, exaltando al hombre “blanco” y denigrando al hombre “negro”. Apoyándose supuestamente en Hume, Kant despliega su deplorable cháchara racista: “El Sr. Hume invita a todo el mundo a que presenten un solo ejemplo en el que un negro haya demostrado talento y afirma: entre los cientos de miles de negros que han sido trasladados de sus países a otra parte, aunque muchísimos de ellos también hayan sido puestos en libertad, no se ha encontrado ni una vez uno solo que haya resentado algo grande ya sea en arte o en ciencia o en cualquier otra cualidad gloriosa, si bien entre los blancos se encumbran algunos continuamente desde el vulgo más bajo y conquistan un prestigio en el mundo con dotes excelentes. Tal esencial es la diferencia entre estos dos géneros humanos y parece, en efecto, tan grande con respecto a las aptitudes temperamentales como la del color (…) Los negros son muy vanidosos, pero al modo de los negros, y son tan habladores que han de ser separados unos de otros a palos”[15]. Esta cruda descripción de los africanos no es justificable desde ningún punto de vista: no se justifica ni por la época ni por la esclavitud. Kant, el “gran moralista”, ¿no podría haber estado por encima de la época y de la esclavitud?

Schopenhauer hace una descripción de los diferentes pueblos muy interesante, aunque, desgraciadamente, se muestra antisemita: “Los judíos son, según dicen ellos, el pueblo elegido de Dios. Es muy posible, pero se difieren los gustos, pues no son mi pueblo elegido (…) Dios misericordioso, previendo en su omnisciencia que su pueblo elegido sería disperso por el mundo entero, dio a todos sus miembros un olor especial que les permitiera reconocerse y encontrarse en todas partes”[16].

Schopenhauer afirma que “las otras partes del mundo tienen monos”[17], excpetuando Francia e Inglaterra. Los alemanes sólo valen cuando imitan a los franceses y a los ingleses: “Se ha echado en cara a los alemanes que tan pronto imitan a los franceses como a los ingleses. Precisamente esto es lo más cuerdo que podían hacer, porque, reducidos a sus propios recursos, no tienen nada sensato que ofrecernos”[18] .

Schopenhauer es muy crítico con los alemanes, al igual que Nietzsche, y aborrece el pueblo alemán, al igual, también, que Nietzsche (sí, Nietzsche aborrecía el pueblo alemán, algo que le hubiera molestado profundamente al monstruo Hitler). Schopenhauer describe genialmente esa pesadez tan característica del alemán y confiesa avergonzarse de ser alemán: “El verdadero carácter nacional de los alemanes es la pesadez. Salta a la vista en su paso, en su modo de ser y obrar, en su lengua, relatos, discursos y escritos, en su manera de comprender y de pensar, pero sobre todo en su estilo (…) Hacen especialísimo estudio para hallar siempre las expresiones más indecisas y más impropias, de suerte que todo aparece como entre brumas (…) En fin, son estúpidos y aburridos como gorros de dormir. Y precisamente esto es lo que hace odiosa la manera de escribir de los alemanes a todos los extranjeros, quienes no gustan de andar a tientas en la oscuridad. Esto es, por el contrario, entre nosotros un gusto nacional (…) Lichtenberg cuenta más de cien expresiones alemanas que sirven para indicar la embriaguez. No hay que sombrarse: desde los tiempos más remotos, ¿no han sido famosos los alemanes por su borrachera? (…) En previsión de mi muerte, hago esta confesión: desprecio a la nación alemana a causa de su necedad infinita, y me avergüenzo de pertenecer a ella”[19]

En Nietzsche, la crítica de los diferentes pueblos es más profunda. Soprende encontrar tantos pasajes donde Nietzsche destroza y anula al pueblo alemán. No creo que haya habido ningún otro filósofo alemán que haya criticado tan brutalmente al pueblo alemán. Si estos pasajes fueran hoy en día conocidos universalmente, nadie se atrevería a asociar la filosofía de Nietzsche con la ideología nazi.

El pueblo alemán

Nietzsche critica ferozmente todo lo alemán: el espíritu alemán, la cultura alemana, el pueblo alemán y la raza alemana. El espíritu alemán es un espíritu vacío: “El espíritu alemán es una indigestión, no da fin a nada (…) A donde llega Alemania, corrompe la cultura”[20].

Nietzsche dice no sentirse para nada alemán. El alemán le causa malestar: “yo soy extraño, en mis instintos más profundos, a todo lo que es alemán, hasta el punto de que la mera proximidad de una persona alemana me retarda la indigestión”[21]. El alemán es el hombre decadente: “Cuando me imagino una especie de hombre que contradice a todos mis instintos, siempre me sale un alemán”[22]. “Los alemanes son canaille[23].

Nietzsche afirma que los alemanes de raza fuerte se han extinguido. ¿Y quiénes son estos alemanes de raza fuerte? (descripción que suena muy nazi): son los alemanes cultos del pasado, los alemanes artistas, los alemanes genios: “No admitiré nunca que un alemán pueda saber lo que es la música. Los llamados músicos alemanes, ante todo los más grandes, son extranjeros, eslavos, croatas, italianos, holandeses –o judíos; en caso contrario, alemanes de raza fuerte, alemanes extintos, como Heinrich Schütz, Bach y Händel”[24]. Los grandes músicos alemanes son judíos, no alemanes. ¿Quién podría calificar a Nietzsche de antisemita y de nazi después de leer esta crítica?

La filosofía ha pagado la estupidez del pueblo alemán de concentrarse en la política en lugar de en el pensamiento y el arte: “Los alemanes –en otro tiempo se les llamó el pueblo de los pensadores: ¿continúan pensando hoy? –los alemanes se aburren ahora con el espíritu, los alemanes desconfían ahora del espíritu, la política devora toda seriedad para las cosas verdaderamente espirituales – ‘Alemania, Alemania por encima de todo’, yo temo que esto haya sido el final de la filosofía alemana”[25].

El pueblo alemán está empapado de cerveza y de cristianismo. Y esto le ha hecho volverse estúpido, vulgar y decadente: “Lo que el espíritu alemán podría ser … Pero este pueblo se ha vuelto estúpido voluntariamente, casi desde hace un milenio: en ningún otro sitio se ha abusado más viciosamente de los dos grandes narcóticos europeos: el alcohol y el cristianismo (…) ¡Cuánta enfadosa pesadez, torpeza, humedad, bata de dormir, cuánta cerveza hay en la inteligencia alemana!”[26] .

El desprecio de Nietzsche por los alemanes es tan grande que los llega a situar por debajo de los cerdos: “¡Pobre Wagner! ¡Dónde había caído! -¡Si al menos hubiera caído entre puercos! ¡Pero entre alemanes!”[27].

El desprecio que Nietzsche siente por el pueblo alemán es inmenso. Al igual que Schopenhauer, Nietzsche exalta la cultura francesa y desprecia la cultura alemana: “El ‘espíritu alemán’ es mi aire viciado: me cuesta respirar en la cercanía de esa suciedad in psychologicis convertida en instinto y que se revela en cada palabra, en cada gesto de un alemán. Ellos no han atravesado jamás un siglo XVII de severo examen de sí mismos, como los franceses, un La Rochefoucauld, un Descartes son cien veces superiores en rectitud a los primeros alemanes, -no han tenido hasta ahora un solo psicólogo. Pero la psicología constituye casi el criterio de la limpieza o suciedad de una raza… Y cuando no se es siquiera limpio, ¿cómo se va a tener profundidad? (…) No soporto a esta raza, con quien siempre se está en mala compañía”[28].

La crítica que Nietzsche al protestantismo es también una crítica a los alemanes. El protestantismo es, según Nietzsche, la especie más sucia e incurable de cristianismo: “La Reforma; Leibniz; Kant y la llamada filosofía alemana; las guerras de liberación; el Reich  (…) tienen también sobre su conciencia la especie más sucia de crisitianismo que existe, la más incurable, la más irrefutable, el protestantismo… Si no se termina con el cristianismo, culpables de ello serán los alemanes[29]. La Reforma es la oscura maldición de los alemanes, dice Nietzsche. Los alemanes son una raza nefasta que ha hecho que la cultura no avanzara. La fundación del Reich, sus guerras y su política han hecho que la cultura se quedara estancada.

Los alemanes son los grandes envenenadores. Todo lo que tocan se vuelve sucio: “Son mis enemigos, lo confieso, esos alemanes; yo desprecio en ellos toda especie de suciedad de los conceptos y los valores (…) Casi desde hace un milenio vienen enmarañando y embrollando todo aquello que han tocado con sus dedos”[30].

Nietzsche despreciaba hasta tal punto la raza alemana que se consideraba a sí mismo descendiente de la aristocracia polaca: “Y con esto toco el problema de la raza. Yo soy un aristócrata polaco pur sang al que ni una sola gota de sangre mala se le ha mezclado … sangre alemana (…) Mas también en cuanto polaco soy yo un atavismo inmenso. Siglos habría que retroceder para encontrar a esta raza, la más noble que ha existido en la tierra, con la misma pureza de instintos con que yo la represento (…) al joven Kaiser alemán no le concedería yo el honor de ser mi cochero”[31] . Más adelante escribe: “Yo mismo continúo siendo demasiado polaco”[32]. Nietzsche considera a los polacos los más cultos y refinados de entre los eslavos: “No en vano se dice que los polacos son los franceses entre los eslavos”[33].

Nietzsche se sentía polaco y no alemán. Hitler y los alemanes de los años 40 odiaban de una manera monstruosa tanto a los judíos como a los polacos. Los nazis asesinaron a 6 millones de judíos. Este número es bien conocido.  Lo que no se sabe tanto es que 5 millones de polacos fueron también masacrados y gaseados por los nazis (3 millones de polacos judíos y 2 millones de polacos no judíos).

Según Nietzsche, los alemanes odian lo que Nietzsche defiende (los franceses, ¡los judíos!, los polacos) y defienden lo que Nietzsche aborrece: el cristianismo, el romanticismo, el wagnerianismo, los teutones, los prusianos y el antisemitismo. Aquí se encuentra un ataque al antisemitismo: “Es preciso resignarse a que sobre el espíritu de un pueblo que … quiere padecer de la fiebre nerviosa nacional y de la ambición política – pasen … pequeños ataques de estupidez: … entre los alemanes de hoy, unas veces la estupidez antifrancesa, otras la antijudía, otras la antipolaca, otras la cristianoromántica, otras la wagneriana, otras la teutónica, otras la prusiana”[34].

El siguiente párrafo es crucial para desmentir el posible antisemitismo de Nietzsche: “los alemanes no se dan cuenta de cuán vulgares son, pero esto constituye el superlativo de la vulgaridad, ni siquiera se avergüenzan de ser meramente alemanes (…) Es inútil que yo busque en el alemán una señal de tacto, de délicatesse para conmigo. De judíos, sí la he recibido, pero nunca todavía de alemanes”[35].

El pueblo judío

Si se cita a Nietzsche fuera de contexto, su lectura puede parecer equívoca. En El Anticristo Nietzsche condena fuertemente el cristianismo, y también al pueblo judío. La condena de Nietzsche es una condena a la Biblia, es decir, al Antiguo Testamento y al Nuevo Testamento: al pueblo judío y al pueblo cristiano: “Los judíos son el pueblo más notable de la historia universal, ya que, enfrentados al problema de ser o no ser, han preferido … el ser a cualquier precio: ese precio fue la falsificación radical de la naturaleza, de toda naturalidad, de toda realidad, tanto del mundo interior como del mundo exterior entero (…) Los judíos … han vuelto del revés sucesivamente , y de [36]una manera incurable, la religión, el culto, la moral, la historia, la psicología, convirtiendo esas cosas en la contradicción respecto a sus valores naturales“.

Los cristianos antisemitas son profundamente ridículos, puesto que no se dan cuenta que ellos mismos son una copia judía, un legado judío: “la Iglesia cristiana carece de toda pretensión de originalidad. Los judíos son, justo por eso, el pueblo más fatídico de la historia universal: en su efecto posterior han falseado de tal modo la humanidad, que hoy incluso el cristiano puede tener sentimientos antijudíos, sin concebirse a sí mismo como la última consecuencia judía[37]. El cristiano queda representado en las figuras de los papas Pío XI (un fascista deplorable) y Pío XII (un cobarde silencioso). El cristiano (con algunas excepciones) calló frente a las atrocidades cometidas por los alemanes y fue así cómplice de la matanza premeditada de 6 millones de hombres, mujeres, niños y bebés judíos. La Iglesia católica jugó un papel importantísimo en la Shoah. En 1933 tuvo lugar el Reichskonkordat, pacto del Vaticano con Hitler, con Pío XI como papa. Pío XII no dijo ni “pío” en favor de las víctimas, cuando podría haber salvado a millones, sólo pronunciándose abiertamente en contra de la barbarie nazi. Los protestantes alemanes apenas “protestaron” por las atrocidades que se cometían día a día, con el apoyo y colaboración de la gente común. En mi opinión, Pío XII mató a Jesús, pues Jesús, al igual que los 6 millones de hombres, mujeres y niños judíos masacrados, fue judío. El respeto por la figura de Jesús debiera al menos de haber despertado el respeto por los judíos que eran llevado a las cámaras de gas. Si Jesús hubiera vivido en los años 40, sin duda hubiera sido gaseado, con el consentimiento de Pío XII.

Para Nietzsche no existe una moral judía y una cristiana, sino una moral judeocristiana: “¿Qué es la moral judía, qué es la moral cristiana? El azar, privado de su inocencia; la infelicidad, manchada con el concepto ‘pecado’; el bienestar, considerado como peligro, como ‘tentación’; el malestar fisiólogico, envenenado con el gusano de la conciencia”[38]. La moral judeocristiana es la moral del resentimiento, la moral de la decadencia.

El pueblo judío es, según Nietzsche, el inventor de la moral, esa moral tan criticada por Nietzsche, la moral de los débiles: “¿Qué debe Europa a los judíos? –Muchas cosas, buenas y malas, y ante todo una que es a la vez de las mejores y de las peores: el gran estilo en la moral, la terribilidad y la majestad de exigencias infinitas, de significados infinitos, todo el romanticismo y sublimidad de las problemáticas morales”[39].

En El Anticristo hay dos citas durísimas contra los judíos polacos. Nietzsche parece haberse anticipado a la Historia, pues los judíos polacos fueron brutalmente aniquilados en el Holocausto: “uno hace bien en ponerse los guantes cuando lee el Nuevo Testamento. La cercanía de tanta suciedad casi compele a hacerlo. Así como no elegiríamos para nuestras relaciones a unos judíos polacos, tampoco elegiríamos a unos “primeros cristianos” (…) Ni unos ni otros huelen bien (…) Un judío más o menos -¿qué importa?”[40].

Un judío más o menos –¿qué importa? Exactamente, Friedrich. A nadie le importaron las Leyes de Nüremberg de 1935. A nadie le importó la Kristallnacht (noche del 9 al 10 de noviembre de 1938). En la Segunda Guerra Mundial Europa apenas se esforzó para salvar a los judíos (con la excepción de Dinamarca). Es más, cuando la guerra se acercaba a su fin, Himmler propuso un cambio a Inglaterra y Francia: varios tanques de guerra a cambio de la entrega de 1 millón de judíos; Inglaterra y Francia no aceptaron.

En Más allá del bien y del mal se halla uno de los párrafos que más defienden a Nietzsche contra su supuesto antisemitismo: “Nosotros los artistas entre los espectadores y filósofos sentimos por ello frente a los judíos – gratitud”[41].

El siguiente párrafo fue sacado de contexto por Richard Oehler, primo de Nietzsche y colaborador de Elisabeth Förster-Nietzsche (la hermana de Nietzsche) en el Archivo Nietzsche, y publicado en su libro Friedrich Nietzsche y el futuro alemán, un libro patético donde intentó mostrar el acuerdo entre la filosofía de Nietzsche y Mein Kampf. Nietzsche desprecia a los antisemitas, pero reconoce haber sido en algún momento infectado por sus ideas como el resto de Alemania: “Perdóneseme el que tampoco yo, durante una breve y osada estancia en terrenos muy infectados, haya permanecido completamente inmune a la enfermedad, y el que a mí, como a todo el mundo, hayan empezado ya a ocurrírseme pensamientos sobre cosas que en nada me atañen: primera senal de infección política. Por ejemplo, sobre los judíos: óigaseme. –Todavía no me he encontrado con ningún alemán que haya sentido simpatía por los judíos; y por muy incondicional que sea la repulsa del auténtico antisemitismo por parte de todos los hombres previsores y políticos, tampoco esa previsión y esa política se dirigen, sin embargo, contra el género mismo del sentimiento, sino sólo contra su peligrosa inmoderación, en especial contra la expresión insulsa y deshonrosa de ese inmoderado sentimiento, –sobre esto no es lícito engañarse. Que Alemania tiene judíos en abundancia suficiente, que el estómago alemán, la sangre alemana tienen dificultad (y seguirán teniendo dificultad durante largo tiempo) aun sólo para digerir y asimilar ese quantum de “judío” –de igual manera que lo han digerido y asimilado el italiano, el francés, el inglés, merced a una digestión más robusta: eso es lo que dice y expresa claramente un instinto general al cual hay que prestar oídos, de acuerdo con el cual hay que actuar. ‘¡No dejar entrar nuevos judíos! ¡Y, ante todo, cerrar las puertas por el Este (también por el Imperio del Este)!’ eso es lo que ordena el instinto de un pueblo cuya naturaleza es todavía débil e indeterminada, de modo que con facilidad se la podría hacer desaparecer, con facilidad podría ser borrada por una raza más fuerte. Pero los judíos son, sin ninguna duda, la raza más fuerte, más tenaz y más pura que vive ahora en Europa; son diestros en triunfar aun en las peores condiciones (mejor incluso que en condiciones favorables), merced a ciertas virtudes que hoy a la gente le gusta tildar de vicios, –gracias sobre todo a una fe decidida, la cual no necesita avergonzarse frente a las ‘ideas modernas'”[42].

Nietzsche afirma que los judíos, si quisieran, podrían controlar Europa (aquí cae Nietzsche en la falacia antisemita de las teorías de conspiración). Pero, dice Nietzsche, lo que quieren es ser respetados y aceptados; para ello, es necesario echar a todos los antisemitas de Alemania: “Que los judíos, si quisieran –o si se les coaccionase a ello, como parecen querer los antisemitas-, podrían tener ya ahora la preponderancia e incluso, hablando de modo completamente literal, el dominio de Europa, eso es una cosa segura; y también lo es que no trabajan ni hacen planes en ese sentido. Antes bien, por el momento lo que quieren y desean, incluso con cierta insistencia, es ser absorbidos y succionados en Europa, por Europa, anhelan estar fijos por fin en algún sitio, ser permitidos, respetados, y dar una meta a la vida nómada, al ‘judío eterno’–; y se debería tener muy en cuenta y complacer esa tendenia y ese impulso … para lo cual tal vez fuera útil y oportuno desterrar a todos los voceadores antisemitas del país”[43].

La siguiente fatídica cita profetiza la tragedia del Holocausto: “Se debería acoger a los judíos con toda cautela, haciendo una selección; más o menos, como actúa la nobleza inglesa”[44], escribe penosamente Nietzsche. ¿Selección de judíos como denunció Hannah Arendt en Eichmann in Jerusalem –intercambio de judíos intelectuales y ricos por judíos pobres– o directamente selección para las cámaras de gas, como describe Primo Levi? Primo Levi escribirá en 1947 en Se questo è un uomo: “Desde mi litera que está en el tercer piso, se ve y se oye que el viejo Kuhn reza (…) Kuhn da las gracias a Dios porque no ha sido elegido (…) ¿No ve, en la litera de al lado, a Beppo el Griego que tiene 20 años y pasado mañana irá al gas, y lo sabe, y está acostado y mira fijamente a la bombilla sin decir nada y sin pensar en nada? ¿No sabe Kuhn que la próxima vez será la suya? ¿No comprende Kuhn que hoy ha sucecido una abominación que ninguna oración … ningún perdón … podrá remediar ya nunca? Si yo fuese Dios, escupiría al suelo la oración de Kuhn”[45] .

El pueblo inglés

Nietzsche desprecia al pueblo inglés: “Esos ingleses –no son una raza filosófica: Bacon significa un atentado contra el espíritu filosófico en cuanto tal, Hobbes, Hume y Locke, un envilecimiento y devaluación del concepto ‘filosófico’ por más de un siglo (…) El inglés, que es más sombrío, más sensual, más fuerte de voluntad y más brutal que el alemán –es justo por ello, por ser el más vulgar de los dos, más piadoso también que el alemán: tiene más necesidad cabalmente del cristianismo (…) Pero lo que resulta ofensivo incluso en el inglés más humano es su falta de música … : el inglés no tiene ritmo ni baile en los movimientos de su alma y de su cuerpo y ni siquiera tiene el deseo de ritmo y baile, de ‘música'”[46].

El pueblo francés

Nietzsche siente una gran admiración por la cultura francesa, la única cultura como tal que existe en Europa. Alaba la Ilustración (en especial a Voltaire). Siguiendo su teoría política antidemocrática y aristocrática, repudia la Revolución Francesa y admira a Napoleón: “creo únicamente en la cultura francesa y considero un malentendido todo lo demás que en Europa se autodenomina ‘cultura’, por no hablar de la cultura alemana (…) a donde llega Alemania, corrompe la cultura (…) Quien es artista no tiene, en cuanto tal, patria alguna en Europa excepto en París”[47].

Nietzsche: un gran antinacionalista

Nietzsche es profundamente antinacionalista. Define el nacionalismo como una enfermedad contraria a la cultura, como una neurosis nacional. Europa está enferma de nacionalismo. Los pequeños Estados, la pequeña política, la mente pequeña son propios del nacionalismo. Nietzsche escribe en Ecce homo: “[Los alemanes] tienen sobre su conciencia … esa enfermedad y esa sinrazón, las más contrarias a la cultura que existen, el nacionalismo, esa névrose nationale de la que está enferma Europa, esa perpetuación de los pequeños Estados de Europa, de la pequeña política: han hecho perder a Europa incluso su sentido, su razón –la han llevado a un callejón sin salida.– ¿Conoce alguien, excepto yo, una vía para escapar de él?… ¿Una tarea lo suficientemente grande para unir de nuevo a los pueblos?” (p. 131)

Los tres Judas:

La primera Judas: Elisabeth Förster-Nietzsche

Therese Elisabeth Alexandra Förster-Nietzsche (1846–1935) creó el Archivo Nietzsche en 1894. Elisabeth tuvo un papel crucial en la promoción de los escritos de su hermano. Nietzsche tuvo una relación muy conflictiva con su madre y con su hermana. En el tercer capítulo  de “Por qué soy yo tan sabio” de Ecce homo, (capítulo que fue por entero censurado y modificado durante 60 años) Nietzsche escribió: “Cuando busco la antítesis más profunda de mí mismo, la incalculable vulgaridad de los instintos, encuentro siempre a mi madre y a mi hermana, –creer que estoy emparentado con tal canaille … sería una blasfemia contra mi divinidad. El trato que me dan mi madre y mi hermana, hasta el momento, me inspira un horror indecible: aquí trabaja una perfecta máquina infernal, que conoce con seguridad infalible el instante en que es posible herirme cruentemente (…) Confieso que la objeción más honda contra el ‘eterno retorno’, que es mi pensamiento auténticamente abismal, son siempre mi madre y mi hermana”[48]. Este párrafo se halla al lado del párrafo (también censurado) donde Nietzsche exclama tener sangre polaca y no alemana.

A la muerte de Nietzsche, Elisabeth prohibió el acceso público a las obras de su hermano y censuró y añadió varios pasajes de Ecce homo. La versión original de Nietzsche no se conocería hasta 1908. También agrupó varias notas manuscritas bajo el título Der Wille zur Macht (La voluntad de poder) y presentó esta obra primero como parte de su biografía en 3 volúmenes (1894–1904), después en una edición de un volumen (1901) y finalmente en una edición de 2 volúmenes completamente retocada (1906). Los cambios, censuras y distorsiones de las ideas de Nietszche de La voluntad de poder fueron los responsables de la posterior asociación de Nietszche con el nazismo. Después de la muerte de Elisabeth, los estudiosos reeditaron las obras de Nietzsche y descubrieron algunas de las distorsiones hechas por Elisabeth. Elisabeth falsificó alrededor de 30 cartas y reescribió numerosos pasajes. El descubrimiento de las falsificaciones de Elisabeth y de los textos originales de Nietzsche influenciaron profundamente las interpretaciones posteriores de la filosofía de Nietzsche.

Elisabeth y Nietzsche se distanciaron cuando Elisabeth se casó en 1885 con Bernhard Förster, un fanático antisemita. Förster planeaba crear un asentamiento “ario puro” en América. La pareja, junto a catorce familias alemanas, formaron una colonia llamada Nueva Germania, y se asentaron en Paraguay en 1887. La colonia no prosperó y Förster se suicidó con veneno en 1889. En 1893 Elisabeth regresó a Alemania y en 1930 se afilió al partido nazi. Después de que Hitler tomara el poder en 1933, el Archivo Nietzsche recibió apoyo económico y publicidad del gobierno nazi. Al funeral de Elisabeth en 1935, asistieron Hitler y varios oficiales nazis.

Si Hitler hubiera leído la obra original de Nietzsche, sin los retoques, censuras y falsificaciones de Elisabeth, con la brutal crítica que Nietzsche hace del pueblo alemán (de la raza alemana, el espíritu alemán, la cultura alemana y la política alemana), las ideas antinacionalistas, la crítica al antisemitismo de la época y la crítica al pangermanismo no hubiera sido tan estúpido de usar a Nietzsche para apoyar el asqueroso antisemitismo nazi.

Bataille denuncia a Elisabeth (a quien llama Elisabeth Judas-Förster) y a Richard Oehler (a quien llama el segundo Judas del Nietzsche Archiv) como los falsificadores de varios pasajes y manuscritos de Nietzsche: “Las falsificaciones antisemitas de la señora Förster, su hermana, y del señor Richard Oehler, primo de Nietzsche, tienen además algo que es más vulgar que el comercio de Judas: más allá de toda medida, confieren el valor de un golpe de látigo a la máxima con la que Nietzsche expresó su horror por el antisemitismo: ‘¡No frecuentar a nadie que esté implicado en este engaño desfatachado de las razas!'”[49].

Nietzsche escribe en 1887 una carta al antisemita Theodor Fritsch y le dice: “¿Qué cree usted que siento cuando el nombre de Zaratustra sale de boca de los antisemitas?”[50].

El macabro Hitler se hizo fotografiar frente al busto de Nietzsche en Weimar. Oehler reprodució la fotografía en el frontispicio de su libro Friedrich Nietzsche y el futuro alemán.

El segundo Judas: Alfred Baeumler

Alfred Baeumler (1887–1968) fue uno de los filósofos más influyentes de la Alemania nazi. Interpretó a Nietzsche de acuerdo con la ideología nazi. Según Kaufmann, Baeumler fue “uno de los peores militantes nazis”[51].

En Nietzsche, der Philosoph und Politiker (1931), Baeumler escribe que la obra de Nietzsche describe una nueva teoría del Estado (¡Nietzsche era antipolítico!) y que Nietzsche describe la tarea de la raza alemana (¡Nietzsche odiaba la decadencia y soberbia alemanas!).

Bataille denuncia las falsificaciones llevadas a cabo por Baeumler: “Queda y quizás sea lo más serio, la tentativa consecuente del señor Alfred Bäumler, que utiliza conocimientos reales y cierto rigor teórico en la construcción de un nietzscheanismo político. El pequeño libro de Bäumler, Nietzsche, el filósofo y el político … hace salir del dédalo de las contradicciones nietzscheanas la doctrina de un pueblo unido por una voluntad de poder común (…) Pero parece que la inteligencia del señor Bäumler … elimina las representaciones demasiado cómicas. Le pareció cómodo descuidar todo lo que había sido experimentado por Nietzsche de manera demasiado indiscutible como fin, y no como medio (…) ‘En realidad’, afirma Bäumler, ‘la idea del eterno retorno no tiene importancia desde el punto de vista del sistema Nietzsche. Debemos considerarla como expresión de una experiencia intensamente personal. No tiene ninguna relación con el pensamiento fundamental de la voluntad de poder, e incluso, tomada en serio, esta idea quebraría la coherencia de la voluntad de poder'”[52].

El tercer Judas: Alfred Rosenberg

Rosenberg distorsionó enormemente las ideas de Nietzsche y las acomodó a la ideología nazi. Rosenberg (1893–1946), alemán y uno de los ideólogos del nazismo más influyentes, fundó en 1929 la Deutsche Kampfund pieles Kultur (Liga militante de la cultura alemana). En 1930 escribió Der Mythus zwanzigsten des Jahrhunderts (El mito del Siglo XX), donde defendió una nueva religión de sangre que debía sustituir al cristianismo. Sus principales puntos de su ideología fueron: la supremacía de la “raza” “aria”, el nacionalismo extremo y un antisemitismo brutal. Sus discursos fueron escritos y publicados de 1934 a 1941 en Blut und Ehre (Sangre y Honor). Rosenberg afirma que todo lo que no es nórdico debe ser suprimido. Rosenberg pretendió “salvar” a Nietzsche de las posibles vinculaciones de su filosofía con el fascismo italiano o el marxismo, para vincularlo solamente al nazismo.

Conclusión

Russell critica la teoría política de Nietzsche. Personalmente, pienso que la teoría política de Nietzsche, si es que la hay  (valoración de una minoría aristocrática, fuerte, poderosa y cruel por encima de una mayoría no aristocrática, el hombre “vulgar”, el rebaño) es inaceptable. Esta “tiranía” podría asociarse al fascismo y al nazismo. Por otro lado, la supremacía del arte y de la cultura, el aborrecimiento por la política y el Estado, el sí a la vida, la importancia extrema de la libertad y el antinacionalismo suponen la antítesis del fascismo y del nazismo.

Nietzsche se consideró a sí mismo “antipolítico”. Esto no ha impedido que su filosofía haya influido enormemente en diferentes corrientes políticas a partir del s. XX. Cada ideología política ha escogido cuidadosamente la parte de Nietzsche que parecía amoldarse a su propia teoría. En la mayoría de los casos, esta “selección” ha sido descaradamente una tergiversación, una mala interpretación o una falsificación. En otros casos, sin embargo, y contando con la riqueza de Nietzsche y la profundidad de su filosofía, ha sido un acercamiento o  una simpatización de ideas.

Savater, en su Diccionario filosófico incluye un artículo sobre Nietzsche, donde subraya la crítica de Nietzsche en contra de su cuñado antisemita y de Wagner, y en contra del nacionalismo. Heidegger fue un nazi convencido, y jamás de disculpó por ello ni habló de la muerte de los millones de víctimas inocentes. Nietzsche, en cambio, odiaba a los antisemitas: “Tomemos por ejemplo el caso de Heidegger. Pese a los esfuerzos disculpatorios de los beatos que pretenden convertir su adhesión al nazismo en un episodio accidental que nada tiene que ver con su obra … lo cierto es que no se puede comprender la filosofía de este autor … omitiendo su explícito y hasta entusiasta compromiso político. En los años treinta se podía optar por ser nazi o no serlo, no era una moda en la que uno soliera verse envuelto sin sentir, sobre todo tratándose de sujetos dedicados a la tarea intelectual de formular teóricamente el presente de la condición humana: Heidegger no eligió el nazismo sin pensar sino precisamente porque se adecuaba a su forma de pensar, lo mismo que Ernst Cassirer o Karl Jaspers lo rechazaron inmediatamente como opuesto a su visión filosófica (…) Pese a que su vida pública [la de Nietzsche] no fue tan institucionalmente significativa como la de Heidegger, sus tomas de posición frente al nacionalismo y militarismo prusiano, su decidido europeísmo y cosmopolitismo, su actitud respecto a la burocracia universitaria, incluso sus opiniones sobre la pena de muerte y los procedimientos carcelarios demasiado rigurosos de la época, su permanente desdén por la falta de veracidad y por la hipocresía, etc., son bastantes clarificadores cuando debemos calibrar el alcance de sus afirmaciones teóricas principales”[53]

Según Bataille, la filosofía de Nietzsche sólo puede ser seguida, y no utilizada. Los espíritus libres (los lectores a los que se dirigía Nietzsche) no se dejan utilizar: “La doctrina de Nietzsche no puede ser sojuzgada. Solamente puede ser seguida. Ubicarla … al servicio de cualquier cosa ajena es una traición que merece el desprecio de los lobos hacia los perros (…) Sea el antisemitismo o el fascismo, sea el socialismo, no hay más que utilización. Nietzsche se dirigía a espíritus libres, incapaces de dejarse utilizar”[54].

Sin embargo, Nietzsche, para explicar su teoría de la desigualdad de los hombres y la desigualdad de las razas en sus orígenes, defiende la superioridad de la raza aria frente a la raza “chandala”, como él la llama (término sacado de las castas hindúes). La raza chandala sería la raza cristiana, derivada del judaísmo. ¿Habla aquí Nietzsche de la raza aria como de la raza originaria, es decir, como la raza que había “antes” del concepto de moral judeocristiana? Si fuera así, tal cita sería más bien un ataque religioso e ideológico, un ataque al cristianismo y al judaísmo, y no una opinión racista: “tenemos, por un lado, la humanidad aria, totalmente pura, totalmente originaria, –aprendemos que el concepto ‘sangre pura’ es la antítesis de un concepto banal (…) se hace claro cuál es el pueblo en el que el odio, el odio de los chandalas contra esa ‘humanidad’, se ha perpetuado, dónde se ha convertido en religión, dónde se ha convertido en genio (…) El cristianismo, brotado de la raíz judía  … representa el movimiento opuesto a toda moral de la cría, de la raza, del privilegio: –es la religión antiaria par excellence: el cristianismo, transvaloración de todos los valores arios, victoria de los valores chandalas, el evangelio predicado a los pobres, a los inferiores, rebelión compleata de todos los pisoteados, miserables, malogrados, fracasados, contra la ‘raza'”[55].

Las opiniones de Nietzsche respecto de los enfermos y del derecho a una vida digna y una muerte digna son muy crueles. Recuerdan inevitablemente al Plan T4 (Plan Eutanasia), que aniquiló a 250.000 enfermos mentales y discapacitados alemanes y austriacos en Alemania y Austria entre 1939 y 1945. Nietzsche escribe: “El enfermo es un parásito de la sociedad. Hallándose en cierto estado es indecoroso seguir viviendo. El continuar vegetando, en una cobarde dependencia de los médicos y de los medicamentos, después de que le sentido de la vida, el derecho a la vida se ha perdido, el algo que debería acarrear un profundo desprecio en la sociedad”[56].

Resulta irónico el hecho de que Nietzsche sufriera un colapso mental que lo dejara discapacitado física y psíquicamente. Nietzsche defendió el suicidio porque defendía una vida con orgullo y una muerte con orgullo, pero vivió “sin lucidez ni alegría” durante 12 años; se apagó paulatinamente hasta que murió de pneumonía: “Morir con orgullo cuando ya no es posible vivir con orgullo. La muerte elegida libremente, la muerte realizada a tiempo, con lucidez y alegría, entre hijos y testigos: de modo que aún resulte posible una despedida real, a la que asista todavía aquel que se despide”[57].

Nietzsche es el filósofo que dice sí a la vida. Pero a una vida plena e intensa, no a una vida decadente. Si no es posible vivir con orgullo, entonces no vale la pena vivir: “No está en vuestra mano el impedir haber nacido: pero ese error –pues a veces es un error- podemos enmendarlo. Cuando uno se suprime a sí mismo hace la cosa más estimable que existe (…) La vida misma saca más ventaja de esto que de una ‘vida’ cualquiera vivida en la renuncia, la anemia y demás virtudes”[58].

Se dice que Nietzsche es, junto a Freud, el filósofo más malinterpretado del siglo XIX. Nietzsche continúa siendo hoy uno de los filósofos más fascinantes y malentendidos de todos los tiempos. Su posible influencia sobre la ideología nazi y el Holocausto se produjo por culpa de una lectura equívoca de su obra. De todas maneras, no se puede malinterpretar tanto a un filósofo si no existe absolutamente ninguna conexión entre las ideas de un filósofo y una ideología. Hay rasgos de la filosofía de Nietzsche que, con una lectura superficial y pobre, fácilmente se pueden sacar de contexto y amoldar a la ideología nazi.

Nietzsche tuvo amigos judíos y repudió a los antisemitas. De todas maneras, el antisemitismo en Alemania y Austria en el siglo XIX era brutal y difícilmente se podía escapar de él. Sin embargo, la sociedad y la época no son los únicos culpables de las atrocidades de la historia; nosotros, los hombres y mujeres, nos encontramos en una sociedad y en una época, y como seres libres que somos, somos completamente responsables de nuestras ideas y de nuestros actos, como bien dicen Sartre, Camus y Viktor Frankl.

En Ecce homo se encuentran varios pasajes que alejan a Nietzsche de la brutalidad del fascismo y el nazismo: “Igualdad con el enemigo, -primer supuesto de un duelo honesto. Cuando lo que se siente es desprecio, no se puede hacer la guerra (…) Mi práctica bélica puede resumirse en cuatro principios. Primero: yo sólo ataco causas que triunfan … Segundo: yo sólo ataco causas cuando no voy a encontrar aliados, cuando estoy solo … Tercero: yo no ataco jamás a personas (…) Cuarto: yo sólo ataco causas cuando está excluida cualquier disputa personal (…) Yo mismo, adversario de rigueur [de rigor] del cristianismo, estoy lejos de guardar rencor al individuo por algo que es la fatalidad de milenios”[59].

Golomb, profesor de Filosofía de la Universidad Hebrea de Jerusalén, escribe que Nietzsche no es antisemita: “La actitud de Nietzsche está lejos de ser antisemita. Al contrario, si cediéramos a la inclinación prevaleciente de poner etiquetas a los grandes hombres de espíritu, deberíamos etiquetar a Nietzsche como un gran escritor filosemita con profunda empatía hacia el pueblo judío. Pero el punto más importante a recordar es este: la actitud filosemita de Nietzsche no es reflejo de meros sentimientos personales o de un capricho emocional. Más bien, surge directamente de su doctrina filosófico-psicológica general y de su lógica interna. Así, por ejemplo, su anti-antisemitismo, vigoroso y explícito, surge de su actitud firmemente atea y antimetafísica. Una vez que Nietzsche mató a todos los dioses e ídolos, no podía suscribir al antisemitismo teológico-metafísico que había prosperado en base a la acusación de que los judíos fueron los asesinos de Dios”[60].

Savater, en su Historia de la Ética, escribe que la misión de Nietzsche fue la de transformar el deseo de dejar este mundo por otro en un deseo de dejar otro mundo por este mundo. Savater cita un trozo de La gaya ciencia, que me ha parecido un párrafo impresionantemente poético con una fuerza demoledora. Acabo, pues, con las palabras de Nietzsche: “El que sabe considerar la historia del hombre en su conjunto como su historia, siente, en una enorme generalización, toda la aflicción del enfermo que sueña con la salud, del viejo que sueña con su juventud, del enamorado privado de su bienamada, del mártir cuyo ideal está destruido, del héroe la noche de una batalla cuya suerte ha estado indecisa y de la cual conserva las heridas y el pesar por la muerte del amigo. Pero llevar esta suma enorme de miserias de toda especie, poder llevarla y ser, al mismo tiempo, el héroe que saluda, en el segundo día de la batalla, la venida de la aurora, la llegada de la felicidad, puesto que se es el hombre que tiene delante y detrás de sí un horizonte de mil años, siendo el heredero de toda nobleza, de todo espíritu del pasado, heredero obligado, el más noble entre todas las antiguas noblezas y, al mismo tiempo, el primero de una nobleza nueva, de la cual no se ha visto cosa semejante en ningún tiempo; tomar todo esto sobre su alma, lo más antiguo y lo más nuevo, las pérdidas, las esperanzas, las conquistas, las victorias de la humanidad y reunir, por fin, todo esto en una sola alma, resumirlo en un solo sentimiento, esto, ciertamente, debería tener por resultado una dicha que el hombre no ha gozado nunca hasta hoy; la dicha de un dios pleno de poderío y de amor, de lágrimas y de risas; una dicha que, semejante al sol de la tarde, hará don incesante de su riqueza inagotable para verterla en el mar y que, como el sol, no se sentirá plenamente rico sino cuando el más pobre pescador reme con remos de oro. Esa dicha divina se llamaría entonces humanidad”[61].

Antonia Tejeda Barros, Sevilla, junio de 2009

Nietzsche

Bibliografía

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NOTAS

[1] Mann, “La filosofía de Nietzsche a la luz de nuestra experiencia” en Schopenhauer, Nietzsche, Freud, p. 103

[2] Mann, “La filosofía de Nietzsche a la luz de nuestra experiencia” en Schopenhauer, Nietzsche, Freud, p. 103

[3] Nietzsche, Ecce homo, pp. 93, 94

[4] Mann, “La filosofía de Nietzsche a la luz de nuestra experiencia” en Schopenhauer, Nietzsche, Freud, p. 96

[5] Nietzsche, Así habló Zaratustra, § 2, § 3, § 4, § 7, pp. 35, 36, 38, 44

[6] Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos, § 48, p. 133

[7] Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos, § 39, p. 123

[8] Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos, § 38, p. 121

[9] Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos

[10] Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos, § 5, p. 87

[11] Bataille, Acéphale. Religion / Sociologie / Philosophie, “Nietzsche y los fascistas”

[12] Bataille, Acéphale. Religion / Sociologie / Philosophie, “Nietzsche y los fascistas”

[13] Bataille, Acéphale. Religion / Sociologie / Philosophie, “Nietzsche y los fascistas”

[14] Kant, Observaciones acerca del sentimiento de lo bello y de lo sublime “Acerca de lo carácteres nacionales en cuanto se apoyan en el sentimiento diferenciador de lo sublime y de lo bello”, pp. 89, 90, 96, 97, 102, 103

[15] Kant, Observaciones acerca del sentimiento de lo bello y de lo sublime “Acerca de lo carácteres nacionales en cuanto se apoyan en el sentimiento diferenciador de lo sublime y de lo bello”, pp. 103, 104

[16] Schopenhauer, El amor, la mujeres y la muerte y otros ensayos (selección de escritos), p. 214

[17] Schopenhauer, El amor, la mujeres y la muerte y otros ensayos (selección de escritos), p. 214

[18] Schopenhauer, El amor, la mujeres y la muerte y otros ensayos (selección de escritos), p. 215

[19] Schopenhauer, El amor, la mujeres y la muerte y otros ensayos (selección de escritos), pp. 216, 217

[20] Nietzsche, Ecce homo, pp. 43, 49

[21] Nietzsche, Ecce homo, p. 52

[22] Nietzsche, Ecce homo, p. 132

[23] Nietzsche, Ecce homo, p. 132

[24] Nietzsche, Ecce homo, p. 54

[25] Nietzsche, Crespúsculo de los ídolos, p. 84

[26] Nietzsche, Crespúsculo de los ídolos, p. 84

[27] Nietzsche, Ecce homo, p. 91

[28] Nietzsche, Ecce homo, p. 131

[29] Nietzsche, El Anticristo

[30] Nietzsche, El Anticristo

[31] Nietzsche, Ecce homo, pp. 29, 30

[32] Nietzsche, Ecce homo, p. 54

[33] Nietzsche, Ecce homo, p. 66

[34] Nietzsche, Más allá del bien y del mal, § 251, p. 218

[35] Nietzsche, Ecce homo, p. 133

[36] Nietzsche, El Anticristo, § 24, p. 50

[37] Nietzsche, El Anticristo, § 24, p. 50

[38] Nietzsche, El Anticristo, § 25, p. 52

[39] Nietzsche, Más allá del bien y del mal, § 250, p. 217

[40] Nietzsche, El Anticristo, § 46, pp. 80, 82

[41] Nietzsche, Más allá del bien y del mal, § 250, p. 217

[42] Nietzsche, Más allá del bien y del mal, § 251, pp. 218, 219

[43] Nietzsche, Más allá del bien y del mal, § 251, pp. 219, 220

[44] Nietzsche, Más allá del bien y del mal, § 251, p. 220

[45] Levi, Si esto es un hombre, p. 141

[46] Nietzsche, Más allá del bien y del mal, § 252, pp. 220, 221

[47] Nietzsche, Ecce homo, pp. 49, 52

[48]  Nietzsche, Ecce homo, p. 29

[49] Bataille, Acéphale. Religion / Sociologie / Philosophie, “Nietzsche y los fascistas”

[50] Citado por Bataille en Acéphale. Religion / Sociologie / Philosophie, “Nietzsche y los fascistas”

[51] Kaufmann, Basic Writings of Nietzsche

[52] Bataille, Acéphale. Religion / Sociologie / Philosophie, “Nietzsche y los fascistas”

[53] Savater, Diccionario filosófico

[54] Bataille, Acéphale. Religion / Sociologie / Philosophie, “Nietzsche y los fascistas”

[55] Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos

[56] Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos

[57] Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos

[58] Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos

[59] Nietzsche, Ecce homo, pp. 36, 37

[60] Golomb, Nietzsche y su actitud contra el judaísmo

[61] Nietzsche, La gaya ciencia

41 Responses to Interpretaciones y malinterpretaciones después de Nietzsche. ¿Es la filosofía de Nietzsche antisemita?

  1. Luis Ortiz says:

    Hola Antonia Genial descripción sobre el gran genio filósofo que más admiro.Te doy Enormes agradecimientos por ayudar a enriquecer mis conocimientos. De nuevo muchas Gracias. Desde Colombia.

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  2. Pingback: Nietzscheana (66). Alemania. Dureza. Música | exodo21

  3. Matías Sconza says:

    Gran artículo, muy explicativo y excelentemente fundado. Te felicito y agradezco por la lectura. Saludos desde Buenos Aires.

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  4. Uff, que lección de filosofía! Como profana no puedo sino rendirme a la exposición del articulo, a toda su bibliografía y al trabajo realizado, así como a algunos de los comentarios hechos. Yo andaba por Google buscando una forma de relacionar a Schopenhauer y Nietszche con el nacionalcatolicismo… sí, ya se que es misión casi imposible, pero estoy hurgando en algún vericueto que pueda encontrar para poder formar la psique de un personaje de mi novela, tratando de entender y de ir un poquito más allá de la descripción puramente de un personaje “malo”.
    Voy a seguir tu blog con mucho interés. Gracias por tu aporte, me has ayudado muchísimo precisamente en los puntos donde enfrentas las teorías de Nietzsche con las que asumieron los nazis para justificar ciertos pensamientos de superhombre y de raza. Un saludo.

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  5. Lup says:

    Antonia, excelente información, y la historia como empieza todo es muy divertida; quisiera hacerte una pregunta, no se si ya lo han preguntado, pero ¿a qué se refiere Nietzsche con “la canalla” ??

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    • Hola Luisa:
      muchas gracias por leer este Post dedicado a Nietzsche. Cuando Nietzsche habla de “canalla” (que escribe a veces en francés, “canaille” o en alemán, “Gesindel”) suele referirse a los hombres de espíritu débil, al rebaño. En “Also sprach Zarathustra” (Parte II) hay un capítulo dedicado a la “chusma” o “canalla”. Empieza así: “Das Leben ist ein Born der Lust; aber wo das Gesindel mit trinkt, da sind alle Brunnen vergiftet” [La vida es un manantial de placer; pero donde la chusma va a beber con los demás, allí todos los pozos quedan envenenados” (traducción de Alianza). Un abrazo desde Madrid / Antonia

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      • Lup says:

        Perfecto! Saludos desde Colombia, me has ayudado muchísimo, nadie me había sacado de esa duda. Vuelvo y repito, excelente información, muy buen trabajo.

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  8. G.Wolf says:

    El error más común a la hora de leer a Nietzsche es la de asumirle automáticamente como a un genio o especie de “vaca sagrada” tan sólo porque otros tantos académicos así lo estiman, nunca suele leerse su obra teniendo en cuenta a los demonios de su época.

    Me gustaría mostrar una serie de matices discrepantes respecto a lo aquí expuesto. En primer lugar, el superhombre nietzscheano es una idea no realizada, el mismo Nietzsche no señaló a ni un sólo superhombre, en segundo lugar, la nobleza de la que habla Nietzsche no sólo consiste en “superarse a si mismo” sino que la sangre es determinante: “Para tener acceso a un mundo superior hay que haber nacido o haber sido criado para él. Solo se tiene derecho a la
    filosofía gracias a la ascendencia, y aquí también los antecesores -la sangre-, decide.¨. Para Nietzsche si no se es noble de sangre entonces no hay nada que hacer, en eso fue tajante, por lo que todo el mensaje de la moral de señores y del superhombre va dirigida de forma exclusiva a un grupo reducido y selecto, no a las muchedumbres (como pueden ser los estudiantes de bachillerato que estudian su obra).

    El superhombre nietzscheano no es un “niño”, más bien es un camello disfrazado de león, que luego finalmente acaba disfrazándose de niño y que cree que inventa algo nuevo, pero en realidad resulta que sólo es un producto del espíritu de la época como muchos otros. Fichte y Hegel eran racialistas, Kant era racista y Darwin también, ¿por qué Nietzsche sería una excepción? ellos eran intelectuales que seguían la “ciencia” de su época, con todos los sesgos que existían por entonces. Es innegable que Nietzsche defiende una serie de valores culturales tomados en buena medida del mundo griego, pero a estas alturas uno no puede taparse un ojo y ver los escritos de Nietzsche como si no tuvieran nada que ver con una época en la que cosas que son seudociencia como la craneometría y otras supercherías racialistas eran tomadas seriamente por intelectuales de la época a un nivel oficial. Y desde luego que estas cosas están en la obra nietzscheana, cualquiera las puede ver si se es un buen observador, y no, no ocupan un apartado secundario en su obra sino uno muy principal, dentro de la moral de señores.

    No se puede negar que Nietzsche le da unas connotaciones culturales al término “raza”, pero tampoco podría decirse que no llega a emplear el término en un sentido biológico, ¿por qué entonces habla del concepto de “depuración de razas” en “Aurora”? ¿o qué ocurre cuando habla de “razas cruzadas” o cuando habla de “disonancias físicas”?

    (https://books.google.es/books?id=1h_AGYGCEdoC&pg=PA284&lpg=PA284&dq=nietzsche+depuraci%C3%B3n+de+raza&source=bl&ots=oRhSQnOKTa&sig=KmqfUaVGd0Mhg8RboSCKNWtmGc8&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwj00YOckurQAhXIaxQKHUXoAZUQ6AEIMDAE#v=onepage&q=nietzsche%20depuraci%C3%B3n%20de%20raza&f=false)

    …o cuando en “Ecce Homo” expresa ser “un aristócrata polaco pur sang, al que ni una sola gota de sangre mala se le ha mezclado, y menos que ninguna, sangre alemana.” ¿Por qué se señala a sí mismo como un noble polaco “pur sang”? (esta última expresión por cierto, se refiere a una raza de caballos desarrollada en Inglaterra durante el siglo XVIII, no puede ser más exquisito en su racialismo este hombre). Y bueno, volviendo al asunto del antisemitismo, él no lo era y no cabe duda de ello leyendo sus textos, pero esto lejos de descartarlo como racista y de convertirlo automáticamente en un mártir y un santo no aporta nada, pues precisamente su antisemitismo queda completamente refutado cuando uno comprueba que el propio Nietzsche clasifica a los judíos dentro del grupo de las “razas superiores”, y esto por supuesto no le salva sino que le convierte en un prosemita racista (porque por si uno no lo ha pensado bien, allí donde hay “razas superiores” también hay “razas inferiores”, eso es racismo).

    “El fin del esfuerzo humano no es el cielo, sino el superhombre”, eso no fue escrito por Nietzsche sino por Galton, Galton ya hablaba antes que Nietzsche sobre un superhombre anticristiano, ese superhombre nietzscheano que “ha matado a Dios” no es ni más ni menos que una versión desarrollada del superhombre que ya había creado el propio Galton, sólo que Nietzsche le añadió un aspecto cultural más amplio. Y la evidencia no acaba aquí, pueden encontrarse cartas de Nietzsche donde menciona a Galton y sus ideas biológicas, hay incluso quien dice que en la misma biblioteca de Nietzsche se encuentran libros de Galton, ¡hasta uno de los biógrafos de Galton llegó a expresar que lo más probable es que Nietzsche tomó su idea del superhombre de la misma obra de Galton! Nietzsche no fue ni nazi ni pre-nazi, pero sí fue un legítimo precursor de la eugenesia. No sólo en la influencia de Galton puede verse el hecho de que Nietzsche fue un “pre-eugenista”, en textos en los que habla del Código de Manú puede verse la línea en la que se mueve, donde escribe claramente en términos racialistas/racistas y clasistas, razas de sangre (que no “razas artísticas”), que si se “cruzan inadecuadamente” degeneran, por lo tanto se requiere control, castigo y falta de compasión, de hecho, en el mismo texto del Crepúsculo de los Ídolos se menciona la expresión “pureza de sangre” refiriéndose a estas “razas-castas” de Manú, y es curioso y muy puntual comprobar que hasta el mismo Nietzsche fue extraordinariamente exquisito en su lenguaje a la hora de presumirse como un “caballo” de “alta cuna” (no hay una imagen más pre-eugenésica que la de la cría selectiva de caballos “purasangres”).

    “Nietzsche rompe con todo”, pues resulta que eso es nada más y nada menos que puro cliché, pues si él era un “espíritu libre” capaz de “romper con todo”, ¿por qué no se opuso a la moral retrógrada de su época con el mismo ímpetu con el que sí se opuso al cristianismo? ¿no es eso lo que debería de haber hecho un intelectual verdaderamente honesto y congruente? no, no “rompe con todo”, o mejor dicho, sólo rompió con los dogmas que más le molestaban según su propia conveniencia, ¿si tan “radical” fue contra la religión, por qué no fue duro contra la moral religiosa de Manú? ¿es que el veneno del resentimiento cristiano es muy malo pero en cambio no lo es la discriminación de Manú hacia los Chandalas, a los cuales impone castigos realmente severos? esto es así porque para Nietzsche el clasismo, el racismo y la esclavitud eran sus dogmas santos, ¿y no resulta extremadamente retorcido que confronte el Código de Manú con la biblia, dedicando alabanzas precisamente a las ideas más criminales de Manú? vamos a ver si he entendido bien, y aquí atendamos al sentido común: ¿quiere esto decir que matar a un anciano a pedradas por trabarjar en un día sagrado como mandaría Yahvé es malo pero no lo es el condenar a beber charcos sucios de la calle a las personas “degeneradas” que nacieron de “razas-castas” diferentes o que no puedan asistirse al parto las mujeres chandalas entre ellas mismas produciendo así multitud de enfermedades? ¿qué sentido tiene entonces dar muerte a un dios retrógrado si a la vuelta de la esquina se defienden valores “filosóficos” igual de criminales y oscurantistas? ¿o es más bien que lo que le molesta en verdad es el amor de Jesús por los débiles en el Nuevo Testamento (y aquí habría que acordarse más de las palabras que tiene sobre él en “Humano demasiado Humano” que en “Anticristo”, es ahí donde no oculta su “vena” socialdarwinista) y por eso prefiere la “elevada” “espiritualidad” de Manú? “Cerrad la Biblia y abrid el Manu Smriti.” genial, sin desperdicio alguno, el tipo que escribe una cosa semejante sólo puede ser o un sicópata, o un filosicópata, o simplemente un necio sin remedio, y es que en verdad ese “superhombre” tan “anticristiano” no viene a ser la antítesis de Yahvé sino más bien ¡su hermano de leche! ambos con las mismas ansias de establecer crueldad y dogmas, privilegios y cadenas, de establecer una moral de amos y otra de esclavos, con la misma actitud falaz y oscurantista según los moldes de la época, misma peste pero con distinto nombre. Desde luego, en términos de honestidad intelectual, el que pretenda “matar a dios” debe al mismo tiempo “matar al übermensch”.

    En cuanto al terreno intelectual me parece un autor indudablemente seductor, pero hipócrita hasta los tuétanos: su leitmotiv es “los dogmas de los otros siempre son malos, pero no me toquéis los míos que entonces doy pataletas”.

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  9. Víctor says:

    Creo que hay un malentendido en esta redacción. Cuando Nietzsche habla de los enfermos, y su “desprecio” por ellos, no se refiere inmediatamente a los enfermos mentales u otra índole. Él se refiere a los enfermos de espíritu, o si se quiere a los hombres decadentes, pobres de fuerza y orgullo. Porque recuerda que Nietzsche durante toda su vida estuvo enfermo, y decir eso de forma literal, sería atacarse a sí mismo, es por ello que hay que tener mucho cuidado cuando se le lee. Aunque no sé hasta qué punto debemos fiarnos de sus tesis, porque en los libros que citas( Ecce homo, Anticristo) son libros previos a su locura. De todos modos ha sido muy interesante leer esta opinión.

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    • Muy interesante tu comentario, Víctor. Sí, en efecto, Nietzsche se refiere a los enfermos de espíritu sobre todo, pero también ataca en sus obras a los enfermos y a los débiles en general. Él desea un hombre fuerte, un hombre fuerte de espíritu ante todo, un hombre fuerte ante las desgracias, un hombre que sabe luchar y por el que jamás se siente compasión. Todo lo que sea débil y pueda generar compasión es repugnante para Nietzsche, puesto que recuerda a los valores judeocristianos. Aunque Nietzsche haya caído enfermo, pienso que sus obras no deben descalificarse por ello, puesto que son obras muy lúcidas, claras y brillantes. Muchas gracias por leer y por comentar. Un abrazo desde Madrid / Antonia

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  10. Juan Lopez says:

    Qué piensas del libro “Mi hermana y yo?”

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    • Hola Juan:
      el libro “My sister & I” fue publicado en 1951 en EEUU. Walter Kaufmann dijo inmediatamente que Nietzsche no había escrito esta obra y que el libro era falso, y probablemente tenga razón. Yo desde luego no lo he leído. El “manuscrito original” se “perdió”, dijo el editor de la obra, Samuel Roth. El presunto “traductor”, Levy, al parecer tampoco tradujo la obra. Una traducción sin el original que no está incluido en la edición crítica de Nietzsche de Colli y Montinari (Kritischen Studienausgabe, KSA) es casi seguro un timo. Puedes leer más al respecto en:

      https://en.wikipedia.org/wiki/My_Sister_and_I_(Nietzsche)

      Un abrazo desde Madrid,
      Antonia

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  11. Ola Antonia primero que nada déjame felicitarte por tu trabajo, muy bueno y en hora buena; ya que diversos filosofos y autores desde mi punto de vista estaban difamando ha este gran pensador ( claro es muy fácil hablar de alguien que ya no puede defenderse y aclarar su punto de vista), etiquetándolo de antisemita y demás motes despectivos ……………..
    y también me gusto tu explicación de el origen de la palabra antisemita, ya que mucha gente no comprende muy bien el significado de la palabra y su mala contextualizacion en los medios de comunicación masiva( ámbito donde es mas evidente el uso de la palabra) , literatura, etc.
    En mi opinion Niezstche no se contradecía sino mas bien exponía la esencia fundamental del pensamiento humano, aquella esencia que las religiones y doctrinas ideológicas se han negado a aceptar públicamente, ya que hasta ellos mismos aceptan paradojicamente con sus actos de rechazo, humillación y burla( a través del dogma) hacia el hombre, que no hay nada mas elevado que el mismo hombre, ya que con sus oraciones, penitencias, ofrendas y festividades a quien le hacen reverencias no es a un dios sino a el hombre; o mas bien dicho al superhombre que Niezstche nos revela en “Así hablaba Zaratustra”, pura hipocresía digo yo, o si no díganme porque en los últimos años la iglesia católica y demás religiones se han vuelto ” flexibles” en lo que se refiere ha temas como la sexualidad humana.
    En mi opinion lo que propuso Niezstche es una Utopía, ya que el superhombre nunca existió, no existe y no existirá, porque?
    Porque lo ignoramos en el pasado, lo ignoramos en el presente y lo seguiremos ignorando, porque el hombre no se ha conectado con su YO interior, y eso es lo que Friedrich (a mi parecer) nos quiere comunicar, y digo quiere, porque las palabras y pensamientos de un grande como el nunca mueren, son inmortales.
    Porque negar nuestra mortal humanidad, acaso no fuimos nosotros quienes volvimos fértil; la tierra estéril, no teníamos y hasta la fecha no tenemos garras como las fieras pero sin embargo ¿no somos el cazador mas astuto y eficaz sobre la faz de la tierra?,no fuimos nosotros los que hicimos mas grande e interesante este mundo al expandir los horizontes de nuestro conocimiento, mas allá del entendimiento de nuestras mentes, ¿que acaso los monos han dejado plasmados sus mas básicos pensamientos en papel?, no claro que no, actúan por instinto animal (ellos no viven pensando en porque lo hacen, solamente siguen sus mas básicos instintos y lo único por lo que se preocupan es por satisfacerlos), nosotros ya superamos esa etapa, ahora lo que nos preocupa y ocupa no es satisfacer esos deseos, sino responder a la pregunta universal que siempre asalta la tranquilidad de mi mente( y estoy seguro que la de muchas personas) el enigmático ¿ porque?, porque no hemos podido dejar esa parte animal( ha pesar de nuestra aparente evolución) esos deseos elementales, que aun hoy en nuestros días gobiernan y dictaminan nuestra conducta, ese instinto primigenio que nos ayudo ha sobrevivir desde tiempos remotos, y que se mantiene vigente en lo mas profundo de nuestros cerebros evolucionados.
    Yo creo que el superhombre es la obra inconclusa y abandonada por el mas bello y sublime prototipo de la naturaleza; el animal, que en un esfuerzo extraordinario, casi sobrehumano por superarse así mismo e inclusive superar y perfeccionar a la propia naturaleza que le dio vida, nos dejo el mas grandioso legado del universo; el hombre, perfecto en todo sentido; con sus virtudes y ” defectos”, ya que no fue el superhombre sino el hombre quien le dio forma al mundo tal y como lo conocemos actualmente, y lo seguirá haciendo hasta el fin de su existencia, es por eso que me atrevo a decir que para Niezstche el superhombre no es mas que la sombra del hombre, una forma irónica de hacer alusión ha algo que ya eramos, somos y seremos hasta la eternidad de nuestro paso por el verdadero misterio aun sin resolver; EL UNIVERSO.
    Y este importante legado no hubiera sido posible sin Niezstche, una gran mente maestra, en un profundo estado de conciencia, que nos honro con el privilegio de nacer y dejarnos una de las aportaciones mas grandes en toda la historia de la humanidad; su fabuloso e insuperable genio.
    Esta es mi opinion sobre Friedrich Niezstche, aunque claro, el mensaje original plasmado en sus mas sublimes obras jamas sera revelado, porque ese mensaje se lo llevo el a la tumba.
    Si naciera una vez mas, o pudiera retroceder en el tiempo, mi única pregunta seria; estimado y respetable señor Niezstche ¿ dios cree en nuestra existencia?
    Bueno eso es todo me encanto tu trabajo sobre este importantisimo filosofo, de gran peso y relevancia a nivel mundial, felicidades y ojala hagas mas trabajos.
    Perdona si tengo faltas de ortografía y si mi manera de expresarme no es la mejor, lamentablemente no tengo tu nivel filosófico y hay aun muchas cosas que desconozco y que ansió descubrir( soy una mente inquieta, curiosa, me gusta aprender algo nuevo de mis semejantes), pero día a día me esfuerzo por entender cada vez mas a esas mentes que nos aportan mucho y déjame decirte que una de esas mentes eres tu.
    Gracias por publicar tu trabajo y ponerlo al alcance de todos, me sirvió de mucho andaba por la red, buscando un buen trabajo de calidad sobre Niezstche, ya que me dejaron investigar( en la universidad) sobre el, y me encontré con el tuyo, gracias realmente me sacaste de un apuro, no es fácil encontrar en la red información confiable, ojala leas este comentario, te lo escribo de corazón y sinceramente, mis respetos.
    Atte Romina Domino Linares Vallejo
    Saludos y un abrazo desde México

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  12. julian says:

    me encanto tu articulo, sobretodo por que no omites el hecho de que F.N. se contradecía a si mismo en repetidas ocasiones, mientras describia un superhombre maquiavelico tambien lo describia como alguien apasible, mientras alagaba una aristocracia dominante, tambien decia que no queria ser oveja que sigue un pastor ni un pastor que guie ovejas

    saludos desde tijuana, mexico y disculpa las faltas de ortografia t escribo de mi cel

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  13. Luis says:

    He leído tres de sus libros y debo decir que jamás he encontrado filosofía más llamativa y vitalista que la de este sujeto , un gran pensador dispuesto a derribar todas las concepciones filosóficas imperantes en su época y en cada aforismo expresando un enérgico SÍ a la vida con todas sus tragedias, llamándonos a superarnos. El que diga que Nietzsche era nazi o antisemita sencillamente no lo ha leído bien o no lo ha leído en lo absoluto , cuando él expresamente condena el nacionalismo en varias de sus obras. Por cierto muy buen artículo , me ha servido bastante para aclarar algunas dudas que tenía con respecto a este gran filósofo.

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  14. No importa says:

    Si Nietzsche viviera en la actualidad, seguramente pertenecería a la Escuela de Frankfurt, ja, ja ,ja.

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    • Jordi says:

      He leído parte del articulo y me ha encantado; hay mucho trabajo y mucho cariño detrás de él. Como buen educador que fue Nietzsche quiso mantener a sus lectores tan lejos como cerca tuvieran el libro sermoneando por un lado y amonestando por otro, concediendo y rechazando. Las malinterpretaciones a su filosofia son solo históricas y debido a la estructura de sus obras en forma aforística y a la carencia de un orden mucho mas académico de las mismas resulta muy fácil desencriptar el libro al antojo de cualquiera. Estaremos siempre agradecidos a Colli y a Montinari. Nietzsche no buscaba amigos en sus libros, ni siquiera seguidores, buscaba alumnos entre sus lectores sin erigirse como educador, una audiencia digamos que con sensibilidad artística que hiciera de el un comediante, un actor y un rapsoda y lo siguieran como tal. La ideologias que quisieron apadrinarle le leyeron con rigidez, inocencia y presuncion y esa esa la lacra y la “maldicion” que se cierne sobre Nietzsche tanto como los prejuicios de los que todavía le juzgan en base a esa lectura histórica.

      No se si Nietzsche encajaría en la sociedad moderna, aunque los medios de difusión actuales le podrían resultar atractivos en cierta manera sobretodo por su parte mas cinica e ironica, una especia de Diógenes de Sinope MassMedia. quien sabe

      Gracias por tu articulo.

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  15. Omar García says:

    2/ Por otro lado, y en decidida polémica con la observación de Miguel Blanco, afirmo que Nietzsche otorga a la ciencia un papel capital de cara a la actividad filosófica y crítica. Nietzsche no desprecia la ciencia en su conjunto, simplemente rechaza cierta concepción de la actividad científica y sus fines (por ejemplo, la heredera de la cultura socrático-alejandrina), pero no hay duda (ahí están los textos: Humano, demasiado humano, Aurora, La ciencia jovial…) de que la ciencia desempeña una labor crucial en la tarea nietzscheana de desenmascaramiento de la moral, la metafísica y la religión. El metafísico, afirma Nietzsche, debe aprender mucho del científico que, con enorme esfuerzo y lentitud, se aproxima a nuevos descubrimientos (las “verdades inaparentes”, casi imperceptibles; sin duda no tan orgullosas como las rimbombantes verdades metafísicas, pero más valiosas y honestas). Además, Nietzsche (en coherencia con sus planteamientos) consumía bibliografía científica y desarrollaba su filosofía en diálogo con los avances científicos de los que tenía noticia (por ej., la doctrina del eterno retorno no puede ser comprendida cabalmente si se olvida su inspiración científica -que la tuvo-, tan válida como las otras: estética, moral, etc.; para esta cuestión, remito al libro Nietzsche y el nihilismo, de Maurizio Ferraris). En resumen, y así acabo, Nietzsche suscribiría, sin lugar a dudas, lo que dice Miguel acerca de la ciencia y su incalculable valor para el conocimiento; otra cosa es, claro, los fines hacia los que se orienta la ciencia, punto éste en el que Nietzsche introduce sus críticas y presenta sus alternativas.

    Un saludo, y hasta otra.

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  16. Omar García says:

    Estimada Antonia:

    Muy buen trabajo, enhorabuena. Ahora no puedo leerlo completamente, aunque espero poder hacerlo más adelante. Me interesa mucho Nietzsche (a raíz de su Zaratustra comencé a acercarme a la filosofía), y también me interesa el tema del judaísmo.

    Partiendo de la premisa de que el pensamiento evoluciona y nunca se enquista, y que por lo tanto no conviene afirmar de forma taxativa que un filósofo dijo esto o lo otro (como algo definitivo), me gustaría destacar dos cosas:

    1/ Por un lado, y remitiéndome a lo que he leído de su obra, no diría que Nietzsche es un pensador antisemita; ciertamente, desde un punto de vista moral, Nietzsche dedicó enérgicas críticas al pueblo judío (críticas, desde luego, que no reservó únicamente a este pueblo, sino que extendió a otros: cristianos, budistas, etc.); sin embargo, también le dedicó muchos elogios, recuerdo especialmente dos parágrafos en relación al pueblo judío: en Humano, demasiado humano, Nietzsche destaca que este pueblo nos ha brindado el mejor libro jamás escrito (el Antiguo Testamento), el hombre más sabio de todos (Spinoza) y el hombre más bueno (Jesús de Nazaret); al final del tercer libro de Aurora, hablando del futuro de Europa, Nietzsche considera que el papel del pueblo judío será esencial. Además, creo que Nietzsche (al contrario que Wagner y su séquito) puede ser acusado de cualquier cosa menos de antisemita (tampoco, desde luego, de alemán: él era un hiperbóreo); tampoco era un nacionalista (con quienes, por cierto, era muy crítico), y como muestra su concepto integrador de “los buenos europeos”.

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    • Estimado Omar:
      Nietzsche es un filósofo fascinante. Él atacó mucho los nacionalismos, y también el pueblo alemán. Como muy bien dices, Wagner sí fue antisemita; él, no. Sobre su posible antisemitismo, y las malinterpretaciones sobre la filosofía de Nietzsche, escribí un trabajo. Es un poco largo, y puede resultar un poco pesado, pero hay puntos interesantes.
      Un abrazo y gracias por tus interesantes aportaciones,
      Antonia

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  17. antonio says:

    Didáctico y entretenido artículo/post.

    ¿Qué opinas de la apropiación por los posmodernos de Nietzsche? Heidegger, Vattimo, los postmodernos no paran de citarlo como cimiento de sus propuestas. Creo que tienen suerte de que Nietzsche no pueda hablar….

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    • Estimado Antonio:
      sí, Nietzsche ha sido un filósofo, y lo sigue siendo, muy manoseado e interpretado por muchos otros filósofos. Vattimo me parece muy interesante, pero difícil a veces. A Heidegger no le tengo mucha simpatía. He leído varias obras de él y, aunque haya revolucionado la filosofía, lo encuentro un pensador tosco, pesado y aburrido (lo digo flojito, para que nadie me oiga…). Su trayectoria personal (miembro del partido nazi de 1933 a 1945 (!!!), y el hecho de que nunca se disculpara por ello) me parece despreciable. Tengo un Post sobre ello (te paso el link por si te interesa):

      https://antoniatejeda.wordpress.com/2011/06/05/carta-a-a-conversaciones-en-torno-a-heidegger/

      Un abrazo,
      Antonia

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  18. Hola Antonia, interesante blog. Has evitado mencionar que Nietzsche mostraba desprecio por la ciencia, algo que resulta inconcebible. La ciencia es la forma por excelencia de conocimiento, de establecer hipótesis, intentar validarlas, mejorarlas, etc. La ciencia no sólo es necesaria, sino que es imprescindible y ha sido la razón por la que la esperanza de vida se haya duplicado desde hace unos 100 años. ¿Algún comentario? Gracias y un saludo.

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    • Hola Miguel:
      muchas gracias por tu comentario. Para Nietzsche, el hombre completo, el superhombre, es el artista y el niño. Tal vez por ello no le diera mucha importancia a la ciencia. Para mí, lo importante es la razón, el conocimiento y la búsqueda en libertad.
      Un abrazo,
      Antonia

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  19. Estimado Edgar:
    muchas gracias por tu interesante comentario. Estoy de acuerdo contigo en que ojalá hoy hubiera más crítica, más arte, más cultura, más pensamiento y más conocimiento. El superhombre de Nietzsche es un hombre que se supera a sí mismo. La selección es, pues, una auto-selección. Ojalá todos pudiéramos ser superhombres…
    Un abrazo desde Madrid,
    Antonia

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  20. Los textos de Nietzsche escritos de su puño y letra son más explícitamente criminales que los textos criminales de “Mein Kampf”. La obsesión vital de Nietzsche es “la gran política”, la producción de una raza superior que domine o extermine en masa las razas inferiores. No son textos nazis porque no son National_Sozialistische Deutsche Arbeiter_Partei, que se formó veinte años después de muerto Nietzsche, pero coinciden en el progama político de aniquilar a los que consideran “degenerados”, “parásitos”, “débiles”, “enfermos”, “infrahombres” con respecto a los “hombres susperiores”. Centenares de citas de su racismo exterminador, en el sitio web alonSofia.com , “Nietzsche rassist”, “Nietzsche Verbrecher”.

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    • Estimado Bernardo:
      muchas gracias por tu comentario. Sin embargo, no estoy de acuerdo con lo que expresas. El súperhombre nietzscheano es un hombre que se supera a sí mismo. La “selección” es una auto-selección. El artista y el niño son los súperhombres por excelencia. Es verdad que hay pasajes duros en la obra de Nietzsche (sobre todo cuando habla de la moral de los señores y promueve la “desigualdad” de los hombres). Pero todo ello es una crítica a la cultura judeo-cristiana, no un racismo irracional y monstruoso como el que defendió y practicó el nazismo. Nietzsche odiaba el antisemitismo y criticó a los antisemitas. La “raza superior” de la que habla Nietzsche es una raza artística, con voluntad de poder, con fuerza creativa. Él criticó a los diferentes pueblos, y el pueblo que más criticó fue el pueblo alemán.
      Gracias por leer y comentar.
      Saludos desde Madrid,
      Antonia

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  21. Cristóbal says:

    Excelente, tu texto ha alumbrado varios lugares que se me hacen oscuros de su filosofía. Como buen admirador de Nietzsche, también estoy en desacuerdo con varias de sus sentencias. Pienso que es lo que él hubiese querido, evitar la “aprobación en conjunto”.

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    • Hola Cristóbal:
      muchas gracias por leer y comentar. Me alegro mucho de que mis líneas sobre Nietzsche te hayan aclarado algunos aspectos de su rico, variado, profundo y explosivo pensamiento. Nietzsche tiene puntos geniales, pero, en mi opinión, hay que leerlo también con ojo crítico, con ese ojo que usamos para leer toda la filosofía y para ver el mundo en general.
      Saludos cordiales desde Madrid,
      Antonia

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