No me gusta que me roben lo que es mío

Pertenezco a esa generación de niños que les tocó, tras el bombardeo de La Moneda, nacer en otro país. Ahora somos adultos sin raíces, tal vez cosmopolitas, multiculturales, pero con familias disgregadas, con hermanos, primos, tíos, padres y abuelos a miles de kilómetros de distancia.

Soy una española que toma tecito todo el día, que duerme con guatero, que lee a Neruda y a la que le encanta el manjar. Poseo la sensibilidad y la dulzura chilena, y la alegría y la mala leche española. Tengo una parte chilena, otra española y otra catalana, y las disfruto todas. Pero no me gusta que me roben lo que es mío. Y aquel 11 de septiembre a muchos futuros niños se les robó una parte de sus raíces, una parte de su libertad. Hubo más de 200.000 exiliados, los hijos de los cuales perdimos para siempre una parte de nuestra identidad.

Mi padre se fue de Chile en noviembre del 73. Mi madre se reunió con él en Italia en el 74. De Italia pasaron a Hungría, y de Hungría, a España. Yo nací en Barcelona en el 75. Mi abuela Marina, una mujer de izquierda, intelectual y fascinante, fue torturada en cuatro centros de detención y tortura chilenos. Nunca quiso hablar abiertamente de las atrocidades que le hicieron. La liberó (al cabo de cuatro meses) su tío segundo el cardenal Silva Enríquez, un personaje importante en Chile, admirado por los momios católicos y defensor de los derechos humanos.

Según la Comisión Valech (2003–2010) y la Comisión Valech II (2010–2011), hubo más de 30.000 personas que fueron detenidas y torturadas bajo la Dictadura Militar. Hubo 3.065 muertos y desaparecidos (entre ellos nueve mujeres embarazadas y 307 bebés, niños y adolescentes). Ninguno de ellos tuvo a un tío cardenal que los sacara de ese infierno. Cuesta entender que haya gente hoy en día que siga idealizando un régimen de tortura y horror que partió a Chile en dos para siempre y dejó una mancha de sangre, humillación y vergüenza en su historia.

Hoy soy una persona sin raíces. Me adapto como un camaleón al país que sea, al idioma que sea, a la gente que sea. He formado mi propia familia (porque la otra, la disgregada, apenas existe ya), una familia multicultural que habla español, inglés y hebreo. Mi marido nació en Jerusalén; sus padres son judíos y norteamericanos. En casa comemos tortilla de patatas, crema catalana, falafel, chocolate chip cookies, aguacate (palta) y maíz (choclo). Nuestros hijos Yael, Itay y Dalit meriendan churros, celebran el Tió, encienden velas en Hanukkah y adoran el cuento mapuche El día que Txeg Txeg y Kay Kay no se saludaron.

En casa tenemos cuatro pasaportes diferentes. A mi marido le dieron los pasaportes israelí y norteamericano cuando nació. Yo obtuve la nacionalidad chilena solo a los 33 años. Pinochet decidió que los hijos de los exiliados no teníamos derecho a ser chilenos. Más que de un castigo, se trataba de una humillación. Muchos de aquellos niños no tuvieron tanta suerte como yo (yo fui española desde que nací) y fueron apátridas por mucho tiempo. Las navegaciones y regresos de mis padres y de los padres de mi marido son muy diferentes. Mis suegros emigraron de EEUU porque quisieron ir a vivir a Israel. Nadie había hecho desaparecer a sus vecinos, sus amigos o sus familiares; se fueron a un nuevo país con ilusión. Mis padres, al contrario, tuvieron que huir de Chile con miedo e incertidumbre. Vivieron en Italia y en Hungría antes de aterrizar en España; siempre les quedó ese agujero en las entrañas, la terrible sensación de que habían sido expulsados de su país y de que tal vez nunca podrían regresar. Mi padre volvió al cabo de 15 años a Chile, en 1988, porque, según él, echaba de menos las marraquetas.

Yo no soy nacionalista. No puedo serlo, porque no tengo nación. Pertenezco a varios mundos y, a la vez, me siento extraña en todos ellos. La Beca Pinochet dejó a todos aquellos niños a los que nos tocó nacer en otro país como flotando por el espacio. Somos extranjeros en todos lados. A mí me encanta vivir sin fronteras, pero me hubiera gustado haber podido escoger y no que me quitaran lo que era mío. Todos aquellos niños a los que nos robaron nuestra ciudad y nuestros abuelos perdimos, para siempre, algo inmenso y valioso. Pinochet nos robó una parte de la familia y un trocito de tierra que ya jamás serán del todo nuestros.

yael-antonia-1-B-N Antonia Tejeda Barros, Madrid, 11 de septiembre de 2013

Publicado en El Mostrador el 12 de septiembre de 2013 y en Humano, creativamente humano en septiembre de 2015

(Bombardeo del Palacio de La Moneda, Santiago de Chile, 11 de septiembre de 1973. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile)

About Antonia Tejeda Barros

Mother of three, sister, wife, Holocaust researcher, Doctor in Philosophy (UNED, Madrid, cum laude), MA in Philosophy (UNED, cum laude), Bachelor of Arts (Early Music, Recorder and Pedagogy, Koninklijk Conservatorium, The Hague), fibromyalgia warrior, and Woody Allen fan
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22 Responses to No me gusta que me roben lo que es mío

  1. gavihc says:

    Hola, me llamo Gabriella, soy hija de exiliados chilenos. Naci y creci en italia. Hace 4 anos vivo en los Paises Bajos con mi pareja y nuestra hija de 20 meses. Ya estamos pensando en mudarnos a Tenerife ppr mejor clima. Como vees no me importa en donde vivo porque siento de no tener patria por las mismas razones que tu escribes. Por primera vez hay alguien mas que piensa las mismas cosas que yo…..nos robaron algo muy importante que nos va a faltar toda la vida…….un abrazo fuerte desde Amsterdam.

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  2. gavihc says:

    Hola, mi nombre es Gabriela pero como he nacido en Italia me pusieron doble L aci que Gabriella. Soy hija de exiliados chilenos. Naci y creci en Italia. Ahora vivo en los Paises Bajos hace 4 anos con mi pareja y nuestra hija de 20 meses y estamos pensando en mudarnos en Tenerife por mejor clima que aqui.
    Tus pensamientos y sentimientos son iguales a los mios. Por primera vez encuentro alguien que escribe exactamente lo que me llevo adentro hace anos…..gracias! Un abrazo de corazon!!!

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    • Querida Gabriella:
      muchas gracias por leer y por compartir tu experiencia. Me alegro de que tengas una bonita familia, sea en el país que sea. Yo viví 4 años en La Haya, y tengo un recuerdo muy precioso de mi experiencia en Holanda. Lo bueno de los “hijos” como nosotros es que nos adaptamos como camaleones al país que sea.
      Un abrazo desde Madrid,
      Antonia

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      • gavihc says:

        De verdad que si!!!
        Y mira tu 😉 4 anos en la Haya….coincidencias 🙂
        La proxima semana festejamos el 18 aqui en Amsterdam que comosabes en los Paises Bajos hay muchisimos chilenos.
        Ciudadanas del mundo ❤ aunque con el corazon partido ❤

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      • Gabriella Ziede Gomez says:

        hola, pasan los años……ahora vivo desde casi 3 años en Tenerife. Pero cada año paso por estos sentimientos……un abrazo!!!

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  3. Angela Vergara Marshall says:

    Gracias Antonia por compartir tu historia …. Un abrazo desde una parte de esa familia y porque ni la historia ni la memoria la pueden destruir
    Ángela

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  4. gracias por tu escrito desde Chile
    Una tía segunda
    Victoria Marshall

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  5. Lucila cautivo C. says:

    Querida Antonia, ´Me he emocionado tremendamente al leer tu sentido relato testimonial y fraterno, de tu vida personal – familiar. El destino doliente e incierto en el que hemos vivido, lo caminaremos eternamente con estas cicatrices imborrable del horror y, al igual que el ave Fénix levantándonos cada día de la cenizas, con Resiliente esperanza del daño causado por la enajenación humana de las fauces apocalípticas de bestias desatadas ,asesinos pervertidos, criminales fementidos que deshonraron nuestra Patria y nuestras vidas.
    Como tú dices en tu relato mi esposo ni yo, no tuvimos un “pariente o amigo cardenal”. o influyente. ..A mi esposo lo ejecutaron el 12 de junio de1975, le aplicaron la” ley de fuga” cuando lo trasladaban a Quillota para” consejo de guerra” .Había estado detenido, desaparecido desde diciembre del 1974.El tenía 27 años.
    A mí me detuvieron en enero de1975 (tenía 25 años), en el regimiento ESC: de Caballería de Quillota, sobreviví al horror de la tortura embarazada, luego los chacales me tiraron a un canal de regadío cercano a San Pedro de Quillota, un campesino me encontró, desperté en el hospital, según dice mi familia después de un mes. La Cruz Roja de Suiza, hizo gestiones para sacarme del país por cuestiones humanitarias, no me dejaron salir con mis tres pequeños hijos, Lucita de 5 años, Juanito de 3 años y la bebé Claudia de 5 meses; sobreviviente también de la tortura
    .Opte por quedarme con ellos enchile, no los podía dejar solos a cargo de parientes, en septiembre de ese año fui relegada por dos años a un pueblito de la 4ª región cercano a Ovalle, vivimos de la caridad de los lugareños y debía firmar todos los días en el retén de carabineros….Me he levantado una y otra vez …e caminado en el mosaico de la vida entre luz y sombra, con gran sacrificio, austeridad y mucha esperanza logre terminar mi carrera de profesora , perfeccionarme, trabajar, criar y educar a mis hijos , son personas buenas humanitarias , han formado sus familias y me han regalado su amor profundo y 11 nietos maravillosos que cada uno de ell@s al igual que mis hij@s tiene un rasgo, gesto, mirada y / o talento de su padre o abuelo Juan( Q.E.P.D)que nunca conocieron y les robaron lo que era de ellos; el amor y el derecho a tener su papá… o abuelo.
    Estos días han sido particularmente más difíciles para mi, creía que había superado en gran parte mi dolor, pero al ver las imágenes y reportajes he revivido mi pesadilla y vuelto a sentir la impotencia de tanta injusticia y bestialidad por el sólo hecho de pensar en un ideal de una sociedad más libre, justa, fraterna, inclusiva, más igualitaria, laica y democrática. Mi esposo y yo jamás fuimos terroristas, éramos jóvenes idealistas, hacíamos trabajos voluntarios, ayudando socialmente en poblaciones pobres, ahora llamadas vulnerables, como simpatizantes de Partido Radical social demócrata, creíamos en nuestro gobierno, sus principios y en el Proyecto de país del presidente Salvador Allende.
    Después de 40 años en Chile se está intentando develar la crueldad de la dictadura y sus alimañas cancerberos, esos soldados de plomo que sólo han conseguido sus medallas de repudio, sus laureles de sangre por toda la inocencia ultrajada.
    La justicia ciega genuflexta, maniatada aún se mueve por falsos códigos de silencio, aún no despierta…continúa encadenada a los poderosos… y a un número mínimo de asesinos encarcelados; altos oficiales sicópatas que cumplen sus condenas en verdaderos hoteles de 5 estrellas, que el estado financia con el tributo de los impuestos de todos nosotros incluyendo a todos los que fuimos detenidos torturados sobrevivientes y que pagamos nuestros impuestos, como la ley lo exige. Otros, gozan en la impunidad de sus crímenes y caminan libres en nuestro país mal llamado en” pujante en desarrollo”…
    Querida Antonia, me he atrevido compartir mi testimonio ,por tu relato tan sentido y real de tantos que hemos vivido la vulneración de ser sujetos de derecho y elegir nuestars vidas, aún así, debemos seguir caminando hacia la luz de la esperanza, de la paz y sin fronteras
    Un abrazo fraterno desde Chile, 5ª Región Limache
    Lucila

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    • Estimada Lucila:
      me ha impresionado muchísimo su historia. No sabe cuánto siento el horror que vivió. Admiro que se haya levantado tantas veces después de tanto sufrimiento. El mundo es muy injusto y es importante que voces como la de usted se oigan. Espero que disfrute mucho de sus hijos y sus nietos. Le deseo lo mejor.
      Un abrazo fuerte desde España,
      Antonia

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    • gavihc says:

      Ahy Lucila…….un enorme amor de madre te dio la fuerza a sobrevivir a todo tu pasado…..eres una gran mujer de corazon y voluntad……llore’ tanto leyendo lo que escribistes. Te mando un abrazo fuerte fuerte !!!!!

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  6. Orlando Diez says:

    Mi querida Antonia, relatos como el que nos cuentas, son los que nos empujan a seguir luchando, pero ya no para recuperar lo perdido, sino para impedir que otras Antonias vayan por el mundo disgregadas, y esquilmadas de lo más básico del individuo… Su familia y su patria. Un beso amiga, y a esas miles de Antonias que hoy caminan sin tener una huella que andar. Te dejo un poema de mi autoría que en parte es como los suelos que nos ha tocado pisar

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  7. David Cerdá says:

    Hermoso post, Antonia. Conocía (de oídas, como todos menos los afectados) lo que pasó en Chile, pero nada como un testimonio tan de primera mano para cuajar la idea que me había hecho. Además nos permite a tus amigos conocerte un poco más, y en este caso constatar que, aunque haya que lamentar lo que en ella hay de forzada, en tu caso la multiculturalidad y el desarraigo han dado unos frutos maravillosos. La devastación es un horror; pero uno no puede dejar de admirar las flores que en ocasiones brotan después en los campos devastados.

    Abrazos

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  8. ester says:

    Gracias, Antonia. Un regalo en este día de recuerdos tristes. Le mandé el link a todos los amigos chilenos que viven en Canadá y tienen hijos. Para todos nuestros hijos, es la misma historia que describes. Los padres, que tuvimos que salir de Chile, a veces no pensamos en lo que es nacer inmigrante. Ester.

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  9. Luis Hector Ortiz Ramirez says:

    Saludos desde Santiago, Antonia, si me permite llamarla compañera,el solo hecho de los sentimientos que tiene y si le intereso siempre lo que ocurrio aqui es suficiente para mi y muchos compañeros y ciudadanos; si quiere venir algun dia la recibiremos como de los nuestros, porque lo es.Aqui este año especialmente ha cambiado y muchos se atreven a hablar, jovenes de 14 años en la calle luchando por sus derechos junto a universitarios y los viejos que pueden llegar. Si Ud. lo desea mi email lhuber86@hotmail.com on afecto Luis Ortiz Ramirez.

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    • Muchas gracias por tus palabras y tu invitación, Luis Héctor.
      Me alegro de que los jóvenes en Chile conozcan su historia y no olviden a aquéllos que sufrieron y perecieron.
      Un abrazo desde España,
      Antonia

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      • Luis Hector Ortiz Ramirez says:

        Saludos Antonia a Ud. y todos los suyos. El sufrimiento no es explicable ni transferible y algunas veces ni siquiera mitigable, pero si posible de vencer y superar, desgraciadamente ocupando mucho tiempo a traves del amor, afecto y compasion de uno y de todos.Le digo esto y disculpe la extension por lo siguiente: soy ya senior y pase muchas vicisitudes de origen familiar, recien encontre a mi hermano y 35 parientes directos, 8 de ellos españoles-chilenos, con mi hermano ignorabamos nuestro parentesco. Los busque 30 años, desde joven;lo dejo hasta ahi porque se acaba el espacio. Me gustaria mas adelante conversar con Ud. por otro medio para escucharla y yo contarle tambien lo vivido, que por supuesto es mucho mas largo.Tambien tengo ascendiente sefaradi por mi abuela Espinosa; (Se sospecha emparentada con el filosofo) Su blog es muy interesante y me hace recordar que no pude terminar mis estudios en la Universidad,actualmente tengo la beca de detenido politico y tampoco la he podido ocupar, lo cual demuestra que no se puede tener todo. Vivo solo y tuve que emprender todo de cero por enfermedades, pero soy feliz cuando veo fotos de mis hijos y nietos ( son 18) o alguien que me estima me llama ( incluyendo a mi ex mujer). Su vida es muy bonita , Antonia , contodo lo que tiene. Si lo tiene a bien y es posible con todas sus obligaciones, mas adelante me manda un email al mio y me cuenta como se siente y como le va y tambien de su musica. Gentiles saludos Luis Hector.

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      • Estimado Héctor:
        qué historia tan interesante y trágica la suya. Muchas gracias por compartirla. Le deseo lo mejor.
        Un abrazo fuerte desde Madrid,
        Antonia

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